Hugo Daniel Jara, de 34 años, acusó un impacto de bala en el cuello y murió desangrado frente a la casa de Diana Salazar, mayor de edad, quien es sindicada como autora del crimen y se encuentra prófuga.
La escena del crimen fue la calle de tierra de la zona de los puestos de venta de pescado en Remanso, donde se encontraron Hugo Jara y Diana Salazar, a las 5:00 de la mañana de ayer, hubo una fuerte discusión, luego se tomaron a golpes de puño, finalmente la mujer extrajo un arma de fuego y le disparó casi a quemarropa en el cuello a su ocasional rival, quien cayó al suelo y murió desangrado.
El trasfondo de todo sería la venta de drogas, según dijeron los vecinos, quienes no quisieron ser identificados, por el temor a ser víctimas de represalias.
Según se supo, Salazar se dedica a la venta de drogas en la zona, desde hace tiempo viene operando bajo un manto de terror y amenaza a todo aquel que se quiere entrometer en su ilícita labor.
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Los agentes policiales, con una orden de allanamiento mediante, ingresaron cerca del mediodía de ayer a la casa de Salazar, para buscar evidencias que la conecten con el crimen, pero no hallaron nada relevante.
Nulo control
Un familiar de Hugo Jara comentó que el ahora fallecido se encontró con Diana en la esquina de la casa de la mujer y que hubo una pelea que terminó en el crimen.
Se quejó amargamente de que Diana Salazar es una vendedora de drogas, que tiene amenazados a todos los vecinos, que siempre tuvieron el temor que en algún momento mate a algún morador y que ahora se cumplió ese temor.
Nadie quiere hablar de lo ocurrido, pese a que se presume que el crimen tuvo varios testigos.
La zona donde operan los microtraficantes en Remanso es un lugar donde la Policía ejerce poco o nulo control. Algunos vecinos incluso dijeron que es una zona liberada por los agentes policiales, que saben bien quiénes son los que se dedican a la venta de drogas, pero nunca los detienen.
En horas de la noche y madrugada es cuando más controles se necesitan, ya que es cuando salen los microtraficantes a vender drogas entre los jóvenes, pero nunca se ve a una patrullera haciendo recorridas, dijo un vecino.
