Uno de los toldos instalados bajo un frondoso lapacho era utilizado como depósito de 2.358 kilos de la hierba ya procesada y lista para ser remesada al mercado del Brasil, donde actualmente se obtienen unos 250 reales o 500 guaraníes por cada kilo del producto, según informaron.
El centro de almacenamiento clandestino estaba instalado en medio de un espeso monte, donde solo se llega a través de angostos senderos, aparentemente abiertos por los mismos traficantes. Solo algunos de estos caminos estaban habilitados para el ingreso de los camiones en los que sacaban toneladas de marihuana prensada.
Un hecho que llamó la atención de los intervinientes fue la logística con que contaban los narcos, que hacía casi imposible que los organismos de seguridad los pueda sorprender y detener en el lugar.
Mientras medio centenar de hombres aproximadamente trabajaban en el procesamiento de la droga (cosecha, secado y prensado), otros elementos de la logística estaban diseminados en los principales puntos de ingreso a la zona, donde simulaban trabajar en pequeñas madereras y cuyo verdadero trabajo consistía en alertar sobre la presencia de policías y antidrogas en la región.
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Evidentemente, el accionar de los campanas en esta oportunidad fue exitoso ya que todos los narcos que operaban en los campamentos lograron escapar a pie algunos y otros en motos antes de la llegada de los agentes, según informaron.