Supuestamente, la niña también sufrió mordidas en el rostro, según relató a medios de prensa la madre y denunciante del caso.
Sin embargo, en el diagnóstico médico que corroboró el abuso, que fue realizado en el materno-infantil de Loma Pytã, solo se precisó que la criatura presentaba rasguños en las piernas y signos de manoseo en sus partes íntimas.
La defensa de la única imputada pretende deslindar responsabilidades e instalar la idea de que la víctima vive en situación de riesgo y que llegó a la iglesia en esas condiciones.
Empero, el fiscal Víctor Maldonado decidió imputar a Solís, porque la niña en reiteradas ocasiones corroboró ante un examen psicológico que la tía (como se refiere a la cuidadora) le “tocó abajo”, en el baño y que le “dolía”. La criatura reconoció a la mujer cuando se encontró con ella, de casualidad, en sede fiscal.
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