Poco después de la 01:00 una densa humareda comenzó a emanar de un establecimiento comercial de tres pisos, perteneciente a la exintendenta de la ciudad Gladys Moreno. Las llamas, que se generaron presumiblemente a partir de un cortocircuito, se propagaron rápidamente por todas las dependencias del edificio repleto de mercaderías, altamente inflamables.
Desde ese momento los vecinos comenzaron a pedir la presencia de bomberos en la zona, pero debido a que la ciudad no cuenta con una base de los bomberos se perdió casi una hora esperando la llegada de los voluntarios de ciudades aledañas.
Ínterin, el viento de moderada velocidad y el enmarañado cablerío de las instalaciones eléctricas se encargaron de propagar el fuego a las casillas aledañas, hasta que en cuestión de minutos el fuego se volvió incontrolable, ante la mirada de impotencia de los comerciantes.
Pero cuando llegaron los primeros carros de los bomberos la situación se volvió más desesperante porque se descubrió que no había bocas hidrantes en la zona y cuando lograron recargar los tanques en el cauce del río Pilcomayo, los móviles no lograron llegar hasta los focos de incendio, debido a lo angosto de los pasillos.
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En toda la zona comercial de la ciudad no había una calle lo suficientemente ancha para permitir el libre desplazamiento de los camiones, señalaron.
Ante esta situación, los bomberos atacaron algunos puntos del siniestro y concentraron sus actividades en evitar que otros establecimientos comerciales sean afectados por las llamas.
La magnitud de las llamaradas que alcanzaban unos 15 metros también alertó a los bomberos de la vecina ciudad de Clorinda, Argentina, quienes también se sumaron a la misión.
El trabajo de los profesionales se prolongó por más de ocho horas, ya que todas las mercaderías, prendas de vestir, juguetería, electrodomésticos y ferretería ubicados en la zona eran altamente inflamables y la explosión de bidones de pinturas, solventes y alcohol reavivaba las llamas, explicaron.
Mientras algunos agentes se dedicaban a dirigir el desplazamiento de bomberos, otros uniformados se dedicaban a repeler el accionar de numerosos maleantes que intentaron aprovechar la desesperación de los comerciantes para robar la mayor cantidad de productos posible.
Pese a la magnitud del siniestro, afortunadamente no hubo víctimas que lamentar, pero sí una cuantiosa pérdida material.
