Los testigos de la causa, por ejemplo, dijeron que el militar justamente estuvo por Campo 9 el fin de semana pasado, con otros dos hombres, que serían civiles y también los otros autores materiales.
Aparentemente, Delvalle convenció a su camarada Riveros de hacer una especie de fiesta en el inquilinato, con mujeres incluidas, para consumar el plan de robo de los fusiles.
El militar de la Dimabel, quien prestó servicios por tres años en la Tercera División de Infantería de Ciudad del Este y también custodió por un tiempo la sede del BNF de Campo 9, llegó a dicha ciudad en su coche Kia Pride, que sin embargo justo se descompuso el sábado último, por lo que llevó al taller de un amigo, quien a su vez le prestó un coche Toyota Runx negro, para que se movilizara mientras tanto.
Dentro del Kia se hallaron una bota militar y cintillos similares a los encontrados en la escena del crimen. Mientras que en el Toyota se encontraron una vainilla servida calibre 9 mm y más cintillos iguales a los levantados del sitio del hallazgo del cadáver, por lo que se cree que este último rodado fue utilizado para secuestrar al sargento primero Pedro Rodrigo Riveros Rojas.
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El militar Marcelino Delvalle Cantero fue imputado por homicidio doloso, hurto especialmente grave y asociación criminal.
El civil Carlos Osmar Aguilera Cano fue imputado por reducción y asociación criminal, según informó el fiscal de la causa, Édgar Torales.
El representante del Ministerio Público aseguró que, con el trabajo de la Policía, ya está aclarado el caso y solo faltaría la detención de los otros dos civiles prófugos. “Yo no tengo dudas de la implicancia del militar”, sentenció el fiscal.