El elemento que sustenta esta teoría policial es que el o los mandantes del ataque se ocuparon de contratar un grupo de sicarios profesionales, posiblemente de la zona de la Triple Frontera, donde el jueves último robaron el coche Toyota Premio blanco que utilizarían al día siguiente para emboscar al aduanero, en el barrio La Asunción de Mariano Roque Alonso.
El comando que atacó a Roberto Fabián Fernández Herrera, aparentemente, tenía la misión de amedrentarlo y no de matarlo, ya que los cuatro criminales primero dispararon al aire y después balearon la camioneta del año en la que se movilizaba la víctima. El vehículo acusó 11 impactos.
El aduanero no aportó mayores datos a los investigadores, según admitieron estos últimos, ya que la víctima repitió que no tiene problemas con nadie. Sin embargo, no habló mucho de su entorno laboral.
Roberto trabaja en la división Visturía, en el aeropuerto “Silvio Pettirossi”.
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El atentado contra el aduanero se produjo justo en momentos en que la Fiscalía Anticorrupción lo mantiene como uno de sus principales objetivos en una investigación por presunto enriquecimiento ilícito, causa que afecta a otros nueve funcionarios, en un caso conocido como los “magos de las finanzas”.
La pesquisa la llevan adelante los fiscales Hernán Galeano y Claudia Morys.
Pese a que su sueldo no llega a G. 10 millones, el aduanero Roberto Fernández se convirtió en un potentado, con millonarias inversiones y un envidiable nivel de vida, lo que justamente llamó la atención del Ministerio Público.
La única traba que tiene la fiscalía es que, al parecer, Roberto es un “mimado” del propio director de Aduanas, Nelson Valiente, quien podría obstruir la investigación contra sus funcionarios, de acuerdo con los datos.
