Juicio desnudó “modus operandi” de familia que se dedicaba a la trata

El juicio oral y público que concluyó con la inédita condena de prisión e indemnización en un caso de trata de personas dejó al descubierto el infame “modus operandi” de la organización criminal desmantelada. Con promesas de trabajo en Europa, las compatriotas eran captadas bajo engaño en nuestro país.

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El tribunal de sentencia presidido por Víctor Alfieri e integrado por María Luz Martínez y Elio Ovelar condenó a tres personas. Se trata de Ilda Arca viuda de Aquino, sentenciada a 13 años de prisión; su hijo, el expolicía César Miri Aquino Arca, a 8 años, y el dueño de la agencia Master Viajes y Turismo, Ramón Jara Acosta, a 3 años de reclusión.

Entre los numerosos testimonios de víctimas de la organización –que según los datos operó entre los años 2009 y 2016– se destaca el de una joven de 24 años, vecina y ahijada de la condenada Ilda Arca.

La confianza depositada en una amistad familiar de años y el hecho de que dos hijas de Ilda vivían en Europa animó a la joven a aventurarse en el extranjero.

Para ello, Ilda Arca “pintó” un panorama inmejorable: dijo que su hija Perla Aquino Arca era propietaria de un restaurante en Nantes, Francia, mientras su hija Karina Aquino Arca tenía un centro de estética en la ciudad de Pamplona, España.

Un sueldo de 800 euros al mes, unos G. 5.400.000 al cambio actual, era mucho más de lo que una persona sin experiencia laboral podría aspirar a conseguir en cualquier empleo en nuestro país.

Para asegurar que todo correría bien, Ilda Arca y César Aquino se ocuparon de gestionar su pasaporte, comprar los pasajes y hasta la acompañaron a la ciudad brasileña de Foz de Yguazú, donde abordó el vuelo con itinerario Foz-São Paulo-Munich-París.

Los acusados también le dieron 500 dólares para su viático al solo efecto de burlar el control migratorio, pues una vez llegado a destino tenía que entregar este dinero a su hija. Con ese mismo fin, el acusado Ramón Jara le entregó una invitación con una supuesta propuesta de trabajo en Francia, documento fraguado que le dio aun más seguridad a la víctima.

Como no tenía recursos, la joven “arrancó” su viaje a principios de 2016 con una deuda de 3.000 euros, pagaderos en cómodas cuotas.

El ansiado viaje a la Ciudad Luz, sin embargo, estaba muy lejos de ser el de sus sueños. Más bien, fue el viaje de sus pesadillas.

La joven declaró que al llegar a París fue recibida por Perla Aquino y su pareja Florent Miraval, y luego de un viaje vía terrestre de unas cinco horas, llegaron a la ciudad de Nantes.

Sin más vueltas, Perla le dijo que tenía que mantener relaciones sexuales con clientes en el prostíbulo La Roche, de su propiedad, y también debía sacarse fotografías, como parte de la promoción de las actividades del local. Ante la negativa de la joven, surgieron las primeras amenazas: si seguía la negativa, su familia iba a sufrir las consecuencias. Despojada de sus documentos, sin conocer el idioma y encerrada en el local, la explotación sexual convirtió su vida en un verdadero infierno.

Dos meses después, la joven aprovechó un momento en que la gente se fue a un supermercado para escaparse. El temor de ser recapturada la impulsó a lanzarse del 4º piso de un edificio, acción que le produjo fracturas en ambas piernas y posibilitó la intervención de las autoridades.

Testimonios de víctimas en España

Dos jóvenes que viajaron en el 2009 a España dijeron que recibieron la propuesta laboral de Ilda Aquino para trabajar en un restaurante de su hija en Pamplona (Cataluña), con sueldo de 800 euros.

Otra que viajó en el 2011, con el fin de trabajar en un supuesto centro de estética, dijo que fue obligada a prostituirse en el centro de masajes Sabai hasta finales del 2013.

Las jóvenes eran oriundas de distintas ciudades de Alto Paraná y coincidieron en que, una vez llegado a destino, fueron privadas de su libertad por el grupo criminal y obligadas a ejercer la prostitución bajo amenazas de muerte, hasta saldar la abultada deuda con el grupo criminal.

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