La desesperanza se apodera de las familias de los cuatro secuestrados

El suboficial Edelio Morínigo ya pasó dos Navidades en cautiverio y va por la tercera; en el caso de Abrahán Fehr será su segunda Navidad en poder de sus captores. Los otros dos pasarán su primera Nochebuena en algún lugar de los montes. Las cuatro familias de los retenidos intensificaron en las últimas semanas sus pedidos de clemencia a los secuestradores para tener de vuelta a sus miembros, pero solo el silencio recibieron como respuesta de parte de los delincuentes.

El 11 de diciembre pasado Abrahán Fehr cumplió 37 años, sus familiares realizaron un acto para pedir su libertad y entre lágrimas pidieron clemencia.

También los amigos y parientes de Félix Urbieta habían hecho una marcha por los cuatro secuestrados y suplicaron a los miembros del EPP que bajen el precio del rescate, para poder pagarlo, ya que no llegaban al monto requerido. Aclararon que está en el ánimo de ellos pagar, pero que no lograron juntar el monto requerido.

Por su parte los padres de Edelio vienen padeciendo hace casi tres años la ausencia del agente de Policía, de quien no tienen informes, y reclaman también su libertad.

En medio de la desesperación y desencanto el EPP no se volvió a manifestar en cuanto a la suerte de los secuestrados. No hay prueba de vida, tampoco hay contacto con los delincuentes, quienes juegan con la desesperación de las familias. El Gobierno tampoco nada sabe. La única esperanza que tienen las familias de las víctimas es que en Navidad, tal como ocurrió hace dos años con Arlan Fick, se libere a alguno de los cuatro retenidos. La posibilidad es mínima, pero todos se aferran a ella.