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“Ahora bien, el odio proviene del fuero interno lo que será sumamente difícil para el juzgador determinar si realmente actuó con odio, desprecio y subestimación y para ello será de trascendental importancia el valor de la prueba que lo determina cada juzgador y en algunos casos dándose de forma dudosa lo que permitirá nuevamente la impunidad. Además tropezamos con el grave inconveniente de la educación de nuestros magistrados, que no tienen capacitación de género, lo que permite sin lugar a dudas la incorrecta interpretación de la prueba. Será responsabilidad del Poder Judicial la capacitación y el cambio de mentalidad en los juzgadores para introducir una innovación sobre la incorporación de una ley”, indicó Bobadilla.