La mujer, víctima mayor de la violencia doméstica

Las mujeres siguen siendo las grandes víctimas de la violencia doméstica, según una investigación realizada por especialistas cuyos informes fueron presentados ayer por la directora del Centro de Estudios Ambientales y Sociales (Ceamso), María Ofelia Yegros López.

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Entre el 2014 y el 2015 la justicia recibió un total de 13.049 denuncias de violencia doméstica y entre el 85 y 88 por ciento de estas, las mujeres figuran como víctimas.

Así lo señala un informe presentado ayer por María Ofelia Yegros López, directora del Centro de Estudios Ambientales y Sociales (Ceamso), en un evento realizado con la Usaid en un céntrico hotel de Asunción.

De todas las denuncias presentadas, el 50% corresponden a maltratos psicológicos, el 40 por ciento a violencia física o golpes propinados por concubinos, esposos o exparejas, indica el reporte.

Un tres por ciento de las denuncias se realizaron por “violencia patrimonial”, detalla el informe de la investigación.

Aunque las denuncias por violencia física son menores a la sicológica, los golpes, azotes o maltratos físicos van en aumento, agrega el relatorio

Revela que las denuncias son generalmente presentadas por mujeres de 21 a 41 años de edad.

Los datos corresponden a expedientes de denuncias tramitadas en los juzgados de paz de las circunscripciones judiciales de Asunción, Concepción, Ñeembucú, Misiones, San Pedro, Itapúa, Alto Paraná y Boquerón.

“Se constató que los juzgados de paz realizan conciliaciones de parejas, exponiendo a las mujeres a más violencia y contradiciendo lo que establece la propia ley (Nº 1600)”, dice el informe. Cuenta que en el 2015, el 85 por ciento de las denuncias fueron presentadas por mujeres mientras que el 13% formalizaron varones que indicaron haber sufrido maltratos de parte de sus esposas, concubinas o novias.

Señala que la investigación permitió detectar la inexistencia de procedimientos claros para realizar notificaciones a las personas denunciadas o señaladas como agresoras.

La pesquisa igualmente ayudó a revelar que son las propias víctimas de violencia doméstica las que deben impulsar las denuncias y los demás procedimientos judiciales.

Esa situación, además de resultar injusta y onerosa para las víctimas, permite que muchos casos queden paralizados.

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