Conforme a las fuentes, dos conocidas personas en Pedro Juan Caballero ya habrían sido demoradas por la Policía justamente por una deuda de nada menos que 15 millones de dólares que mantenían con el ahora asesinado.
Bajo esta modalidad de préstamos, el japonés Sato supuestamente ya se habría apropiado de varias residencias y hasta de una estancia que pertenecía a estas dos personas sospechadas, pero cuyas identidades la Policía prefiere mantener en reserva. De hecho, tras su muerte, la Policía descubrió que el japonés tenía cheques con fechas adelantadas por valor de más de 10 millones de dólares.
Los datos que pueda aportar uno de los supuestos sicarios, Sandro Roble Gracia, pueden ser determinantes para direccionar la investigación. De momento, sigue prófugo el otro supuesto matón, un tal Édgar Morínigo.
