“Les maté y enterré porque me maltrataban y no me querían”

El 13 de enero del 2002, alrededor de las 02:00, vecinos de Luque pidieron auxilio a las autoridades, alarmados por disparos efectuados por dos jóvenes en la calle. La intervención a la casa de uno de los detenidos derivó en el hallazgo de dos cuerpos, uno enterrado en el jardín y otro oculto en un tambor. Hoy, 14 años después, el parricida dice estar arrepentido.

https://arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/36YNPAR47JCHJDW7TYT5IQZ2JM.jpg

Cargando...

Una vez detenidos por los disparos, Ricardo Constantino Villalba Patiño, de 22 años, y su amigo Lorenzo Miranda, fueron derivados a la comisaría local. Los lugareños aprovecharon la intervención para alertar a los agentes acerca del olor nauseabundo que despedía la casa de Villalba, ubicada en Pantaleón García esquina Mariscal Estigarribia, del barrio Bella Vista.

Alrededor del mediodía, regresó al lugar la comitiva policial, esta vez encabezada por el fiscal Francisco Vergara, para inspeccionar el domicilio de Villalba.

Una vez en el interior del inmueble, el fétido olor condujo a la pregunta obligada.

“Le dije cuando estaba dentro del inmueble: qué es lo que tiene tanto mal olor. Y me respondió, fríamente, que había matado a sus padres y los enterró porque se enteró de que era adoptivo”, relató a los medios de prensa el fiscal Francisco Vergara, al ser consultado al término de la intervención.

La escena observada era aterradora. En el patio, en el fondo de la casa, los agentes encontraron enterrada a la madre, Castorina Patiño de Villalba, de 41 años.

Los restos mortales de su esposo, Constantino Villalba, de 59 años, estaban depositados en un tambor, tapado con varios trapos. Tenía el rostro destrozado de un hachazo y las piernas amputadas con el mismo elemento. En la cama del matrimonio Villalba, el colchón impregnado de sangre se había dado vuelta.

En el jardín

“Primero mató de tres tiros a su madre y, a su padre le sorprendió en la cama con un hacha. Este último ataque criminal lo deducimos a partir de los rastros que hallamos dentro de la vivienda. Encontramos rastros de sangre impregnados en el colchón del señor Constantino. El autor dio vuelta el colchón para despistar”, explicó la ocasión un agente policial.

“Yo les maté y enterré porque me maltrataban y no me querían luego. Luego les enterré acá en el jardín”, declaró Villalba a los medios de prensa. En aquel entonces, alegó que el crimen fue el desenlace de una discusión derivada de la revelación de que era adoptado.

Apenada por terrible final

Castorina Patiño de Villalba, “Ña Tota”, es recordada con cariño en Bella Vista. “Demasiado sentí por “Ña Tota”. Con el señor no hablaba tanto, pero ella sí saludaba a todos, ponía agua y comida a todos los perros y gatos del barrio. También hacía dulce e invitaba a todos los vecinos, demasiado buena era”, recuerda su vecina Magdalena González.

Fotos: Juan Ramón Ávila y Carlos Shattebeck

abenitez@abc.com.py rferre@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando ...