Loco de celos, mató a su mujer a martillazos y la desmembró

Uno de los primeros casos de asesinato seguido de descuartizamiento en nuestro país ocurrió en la ciudad de Luque en 1980. La víctima fue la ciudadana argentina Lidia Beatriz Guzmán, de 31 años, quien murió a manos de su pareja, el también argentino Fausto Justiniano Altamirano, de 45 años, chapista, quien desde entonces es conocido como “el descuartizador de Palma Loma”.

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El hombre mató a martillazos a su pareja tras una áspera discusión que tuvo lugar en la noche del jueves 10 de abril de 1980. Una sospecha de infidelidad habría motivado la pelea, según relató el propio homicida. Luego arrastró el cuerpo hasta el baño y lo cortó en once partes.

Al día siguiente, se trasladó hasta la sección Vigilancia y Delitos de la Policía, ubicada en Asunción, para denunciar la desaparición de la mujer. Los agentes que tomaron la denuncia advirtieron incoherencias en su relato. Altamirano se dirigió a la comisaría de Luque. En la referida dependencia policial los agentes le recomendaron realizar la denuncia en el departamento de Relaciones Públicas, igualmente ubicado en la capital.

Denunció desaparición

Altamirano ocultó la cabeza en una heladera, dentro de una bolsa de polietileno, y tras limpiar toda la sangre de la casa, al atardecer del día siguiente, un sábado, salió a depositar los restos mortales en distintos lugares del barrio Palma Loma, Luque.

Posteriormente, intentó denunciar en los medios de prensa la desaparición de su pareja, lo cual llamó más aún la atención de los agentes.

Para ese entonces, la Policía ya estaba en conocimiento del hallazgo de partes del cuerpo, que salió a luz luego de que un perro fuera hallado con uno de los miembros en la boca.

El lunes 13, cuando Altamirano se presentó nuevamente en la comisaría de Luque para insistir en la búsqueda de su mujer, los agentes decidieron ir hasta su casa para buscar una foto de la desaparecida.

Además de la foto, los agentes llevaron también un calzado de la mujer para cotejar con los restos depositados en la morgue, hasta donde llevaron al denunciante.

A pesar de que el zueco que tenía la policía calzó perfectamente, el extranjero dijo que no eran las piernas de su pareja, porque ella usaba esmalte.

Mientras tanto, un agente que examinaba la camioneta de Altamirano –que había quedado en la comisaría de Luque– detectó rastros de sangre en la guantera. Este fue el punto de partida para una minuciosa inspección al vehículo, donde encontraron tres anillos, uno de los cuales había sido cortado con pinza para quitarlo de la mano de la mujer, envuelto en un papel sucio.

De regreso a la comisaría, Altamirano se mostró sorprendido al ser informado que quedaba detenido. Sin embargo, un breve interrogatorio fue suficiente para que confesara el horrendo crimen. Incluso acompañó a los agentes a rescatar las bolsas con los restos de la víctima, la última de ellas, la noche del martes.

Sentenciado a 20 años de reclusión

Fausto Justiniano Altamirano, quien es conocido como el “descuartizador de Luque”, fue condenado a 20 años de cárcel por la brutal muerte de su pareja Lidia Beatriz Guzmán.

Ambos eran oriundos de Córdoba, Argentina, y según los datos en el vecino país vivían en el barrio Don Bosco. La pareja había ingresado a nuestro país en el mes del enero de 1980 y, tras vivir unos días en un céntrico hotel de la zona, alquiló una vivienda en la fracción Palma Loma. La pareja tenía una niña que en ocasión del crimen –tres meses después de su ingreso al país– contaba con nueve meses.

En la Argentina Altamirano estuvo casado y de su anterior unión tuvo tres hijos que en oportunidad de su detención tenían 16, 11 y 4 años.

En su declaración ante la Policía y el juez de Paz de Luque, así como en posterior rueda de prensa, Altamirano confesó el crimen en un pormenorizado relato divulgado con amplio destaque por los medios de prensa. Luego, ante el juez el crimen de la capital, el detenido negó categóricamente la autoría.

El abogado Julio Regis Cabrera pretendió invalidar la confesión, tras alegar que la misma fue obtenida bajo apremios físicos. El profesional sostuvo que la declaración inicial de su representado carecía de validez e incluso puso en duda que los miembros encontrados pertenecieran a la esposa de su defendido.

Reportes periodísticos revelan que el homicida recuperó su libertad a mediados de los 90 y murió posteriormente de un ataque cardíaco.

abenitez@abc.com.py rferre@abc.com.py

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