Motín de criminales más peligrosos

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Los 75 criminales más peligrosos del Paraguay, recluidos en el pabellón de máxima seguridad de la penitenciaría nacional de Tacumbú, tomaron de rehenes e hirieron ayer a dos guardiacárceles y después se amotinaron por más de tres horas, en protesta contra los supuestos maltratos que reciben de parte de los custodios.

El conflicto se desató ayer a las 06:00, cuando se llevó a cabo una requisa sorpresiva en el pabellón 5 Alta de la cárcel de Tacumbú, donde están alojados los delincuentes más temidos del país, como los miembros de la megabanda de asaltacajeros y de los grupos criminales Primer Comando da Capital (PCC), Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) y Agrupación Campesina Armada (ACA), entre otros.

El cateo derivó en la incautación de numerosos elementos prohibidos, como armas caseras y aparatos celulares.

Una hora y media después, los guardiacárceles Néstor Bogado (con varios años de servicio) y Francisco Paredes (con tres semanas de antigüedad), fueron tomados de rehenes por los reos en protesta contra la intervención y en reclamo de la devolución de sus armas.

Los custodios permanecieron retenidos por una hora en poder de los convictos y en ese lapso resultaron heridos con un corte en la cabeza, como ocurrió con Bogado, y una puñalada superficial en el muslo, en el caso de Paredes.

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Posteriormente, los internos se quedaron atrincherados en su pabellón y amenazaron con matar a todos o morir en sus puestos.

Para ese momento, la queja ya se centraba en los supuestos maltratos que reciben los presos, así como en las precariedades en las que viven.

El director general de Establecimientos Penitenciarios, Artemio Vera, y el titular de la cárcel de Tacumbú, Luis Barreto, encabezaron el grupo de negociadores que durante tres horas trató de convencer a los presidiarios para que depusieran de su actitud radical.

Ya después de las 11:00, los convictos finalmente se rindieron, entregaron los pocos cuchillos y puñales que aún conservaban y bajaron del pabellón para una nueva revisión.

El motín se desactivó después del ingreso de dos cámaras de televisión, que fue una condición de los reclusos, y de la retirada de los policías que estaban a punto de retomar el control.