La pareja formada por Isaías Raúl Torres (28) y Gissella Milea Otto (27) fue condenada el 18 de setiembre pasado a 30 años de cárcel, más 10 años como medida de seguridad, por el asesinato de Agustín Emmanuel Bogado, ocurrido el 8 de febrero de 2014.
Esa fecha, Gissella e Isaías fueron al domicilio de Agustín Bogado, ubicado en el barrio Herrera de Asunción, donde supuestamente la mujer fue citada para tener un encuentro sexual, pero terminó con la muerte del joven.
En marzo de ese año, Isaías Torres fue capturado y de su poder se incautó el celular que había tomado de la víctima y mediante el cual fue detectado por la Policía. En agosto cayó Gissella.
Durante la investigación del caso, los peritos extrajeron cinco mil mensajes que intercambió la pareja. En estos, manifiestan la satisfacción alcanzada tras el crimen y que lo hicieron por el simple placer de ver morir a una persona y su deseo de “conseguir” otra víctima.
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El Dr. Juan Francisco Alcaraz Albertos, quien visitó Paraguay para un seminario internacional, sobre “perfiles criminológicos y violencia de género”, consultado acerca de dicho crimen dio a conocer ciertos rasgos que presentan los asesinos en serie o potenciales.
–¿Qué conducta presentan los asesinos?
–Hay que pensar que los asesinos pueden ser ocasionales, en un momento dado en una circunstancia o realmente que ellos quieran conseguir el fin por medio del asesinato.
Ahí, legalmente diferenciaríamos el homicidio del asesinato. El homicidio que es el calentamiento, el hecho de enfadarse con alguien y pegarle un puñetazo y provocarle la muerte, no sería asesinato, sería homicidio.
En cambio el asesinato es un plus de querer matar.
–¿De qué forma?
–Digamos que el asesino va a tener una necesidad de producir esa acción, la muerte. Hay veces que se consigue, otras veces no se consigue. Va a depender de la planificación de la persona o del futuro asesino.
–¿Existe algún aspecto que pueda provocar una conducta de este tipo?
–Todo el mundo, como seres humanos que somos, estamos preparados para en algún momento defendernos y poder matar a otra persona. Pero hay otra gente que tiene otras implicaciones psicológicas que son llevadas incluso a apetecerle producir la muerte.
Es entonces una tipología clara que puede llegar a coincidir con algunos casos la muerte por placer. Tener esa sensación de saber que ha pasado. Es decir, sin entrar en el fondo de la cuestión, es como la caza, donde disfrutan realmente haciendo todos los elementos y todos los actos, todas las conductas para proceder a llegar a la pieza y luego abatirla.
En cambio, otras personas, otros asesinos, digamos que el camino para llegar a la pieza no es su razón fundamental de actuación, sino la muerte de la pieza.
–¿Ese sufrimiento de la víctima es lo que le produce cierta excitación?
–Claro, claro. Sí, ese tipo concretamente. El sádico y el sádico sexual, por supuesto.
–¿Esta pareja es potencial serial?
–Sí, sí. Por su puesto, son potenciales.
–Por planear un segundo asesinato
–Claro, porque en el WhatsApp le manda un mensaje al chico diciendo que el boludito ha salido, entonces a partir de ahora debemos encontrar rápidamente a otro.
Ese mensaje de WhatsApp es muy interesante a nivel criminológico porque te está diciendo que su espiral de muerte, su ciclo hacia otro asesinato es corto.
Normalmente, esto lo que denota es que son nuevos matando, pero tienen mucha ansia por matar.
Son personas que van a tener una carrera criminal corta.
–Las personas que presentan este tipo de conductas ¿pueden rehabilitarse?
–No. Una pareja de asesinos en serie que cuando dentro de unos años salga a las calles habrá que prestarles mucha atención, porque la corrección no existe al día de hoy.
–El encierro de la pareja, entonces, ¿puede tener un efecto adverso al que desean las autoridades de justicia?
–Más bien van a tener 40 años para pensar cómo hacerlo mejor al salir, encima rabiados, porque han sido penados.
Buscaban otra presa
En mensajes que intercambiaron, a través de la aplicación WhatsApp desde febrero hasta abril, Isaías y Gissella manifestaron sus deseos de asesinar a otra persona.
En uno de los mensajes Gissella comenta “me gustaría que matemos a alguien pudiente este mes” y en la conversación Isaías le indica “pero la cuestión es mejorar la forma de matar”, ya tenían intención de evolucionar.
Luego, el joven le dice “si no elegís primero a tu víctima, ¿qué sentido tiene planear algo?” a lo que la mujer le contesta que “todo” porque forma parte de matar y el modo de contacto con ella.
* Lea más en el suplemento Mundo Judicial que acompaña esta edición.
ariel.espinoza@abc.com.py
