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Con este método, los narcos buscan la complicidad y la protección de las autoridades policiales y de los mismos pobladores. Los uniformados son utilizados para brindar seguridad a estas operaciones, mientras que los pobladores operan como “campanas”.
Los agentes son pagados con dinero en efectivo, mientras que los favores de los lugareños son remunerados con apoyo económico, alquiler de inmuebles, donación de víveres como en el caso de la colonia indígena Guavirá, donde la banda desbaratada el pasado fin de semana tenía su base de operaciones.
Durante el operativo “Águila Negra”, varios de los agentes especiales que se acercaron a la base de los narcos fueron interceptados por patrulleras de las subcomisarías de Ybyporã y Guavirá, respectivamente.
“Para suerte de la operación, los controles fueron sorteados por los agentes especiales, quienes se presentaron como hacendados que estaban en busca de terrenos para comprar”, señalaron las fuentes.
Precisamente, este operativo que concluyó con el arresto de 19 narcotraficantes y la incautación de 1.748 kilos de cocaína se dio a un mes del desbaratamiento de una banda de narcopolicías que operaba en el departamento de Caazapá.
El viernes 12 de octubre pasado, agentes especiales de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) capturaron al suboficial Roberto Ramírez, jefe de la comisaría de Moisés Bertoni, con 454 kilos de marihuana prensada, que transportaba a bordo de su camioneta.
El agente confesó que la carga era de su camarada, el suboficial Mariano Duarte, jefe de la comisaría de Tito Firpo, quien escapó de la zona a bordo de una motocicleta.
Según las sospechas, otros policías que trabajan en el mismo departamento, también miembros de la misma organización, lo ayudaron a huir.
Esta red de narcopolicías remesaba periódicamente cargamentos de marihuana a bordo de avionetas a la Argentina, conforme con los datos suministrados.
Temen ola de asesinatos
Los investigadores temen que el éxito del operativo “Águila Negra” genere una ola de violencia y ejecuciones en el departamento de Canindeyú. Los narcotraficantes sufrieron una pérdida incalculable en cocaína, a más de la incautación de varias avionetas.
Igualmente los principales jefes de la organización criminal, incluyendo a un químico contratado en el Perú para procesar la droga, fueron detenidos. Todo esto pese al dinero que supuestamente invirtieron en seguridad.