Preocupa que los “patrones” sigan operando cómodamente desde prisión

La Senad y la Fiscalía revelaron ayer que la red de narcotráfico desmantelada tras el hallazgo de 448 kilos de cocaína era dirigida desde prisión por un exfutbolista que cumple una condena de 18 años.

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El ministro de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), Arnaldo Giuzzio, y el fiscal adjunto de la unidad antidrogas del Ministerio Público, Marco Alcaraz, encabezaron ayer en la sede de la primera institución la presentación de los 448 kilos de cocaína incautados el sábado de mañana en una estancia del distrito de José Leandro Oviedo, departamento de Itapúa, en el marco de la operación “Austral”.

Esta misión incluyó además otras dos intervenciones simultáneas en Itapúa, una en el aeródromo “Paraqvaria” de Coronel Bogado, y otra en una residencia de Encarnación.

También se allanó el aeródromo privado “Halcón Peregrino” de la ciudad de Santaní, departamento de San Pedro, perteneciente a una cuñada del diputado colorado Freddy D’Ecclesiis.

El fiscal original de la causa, Hugo Volpe, y su colega Elva Cáceres también participaron de la conferencia de prensa. Los fiscales Isaac Ferreira y Marcelo Pecci no pudieron asistir.

El fiscal Volpe declaró que la investigación se inició hace nueve meses y concluyó con la serie de incursiones ejecutadas por agentes especiales y policías que integran la Unidad de Investigación Sensible (SIU) de la Senad.

El ministro Giuzzio, a su vez, reveló que el jefe de la organización es el exarquero del club Universal de Encarnación Víctor Hugo Gaona Burgos (46 años), quien cumple una condena de 18 años en el Centro de Rehabilitación Social (Cereso) de la ciudad sureña de Cambyretá.

Este fue apresado el 25 de agosto de 2015, con tres miembros de su banda, en la pista de la estancia “Ysapy” del municipio de General Artigas, Itapúa. Fue cuando recibieron 372 kilos de cocaína traída desde Bolivia en una avioneta que logró despegar de nuevo. La mercancía iba a ir a Argentina.

La misma modalidad

Pese a que se encuentra condenado, el exfutbolista Gaona Burgos seguía operando tranquilamente desde su celda, lo que a su vez preocupa a la Senad y a la Fiscalía. De hecho, el ministro Giuzzio dijo que ya hablaron con el ministro de Justicia, Julio Javier Ríos, porque les llama la atención la vulnerabilidad del sistema penitenciario que permite que varios patrones del narcotráfico sigan manejando sus negocios desde adentro.

El exarquero utilizaba a su primo Jorge Figueredo Burgos (53) como testaferro y brazo ejecutor. La casa de este último también fue allanada el fin de semana en Encarnación, pero sin éxito.

Por orden e instrucciones de su primo recluido, el fugitivo Jorge Figueredo Burgos mandaba comprar la cocaína en Colombia o Bolivia (esta que cayó es colombiana, por su alta pureza). La droga llegaba hasta pistas clandestinas de la zona norte del país, donde las narcoavionetas se reabastecían de combustible y volaban hasta cualquiera de las otras tres pistas clandestinas que utilizaba la red en Itapúa. Una vez con la carga en su poder, los narcos escondían la droga por días o semanas en lugares seguros, como por ejemplo en la estancia de José Leandro Oviedo donde cayeron cinco integrantes del grupo que ya están imputados. Se trata del argentino Juan Carlos Balmacedas y de los paraguayos Eduardo Vargas Laupichler, José Rubén Moreno Martínez, Ramón Ignacio Vera González y Benigno Daniel Chávez Cáceres.

Cuando conseguían compradores, la banda transportaba de nuevo el cargamento por 70 kilómetros en vehículos hasta el aeródromo “Paraqvaria” de Coronel Bogado. En este punto, el piloto argentino Daniel Guategui (prófugo) alzaba la mercancía usualmente a la avioneta con matrícula ZP-BOO, que justamente figura a nombre de Jorge Figueredo Burgos, y volaba con ella hasta Argentina o Uruguay.

Si la cocaína iba a Argentina, bajaba generalmente en Rosario o en Santa Fe. Si iba a Uruguay, la descargaban cerca de Montevideo, para su reenvío a Europa en barcos.

Tras entregar la cocaína y cobrar por ella, el piloto argentino regresaba en la misma nave hasta Coronel Bogado, se reabastecía de combustible, y finalmente llevaba la máquina a esconder en el hangar de la familia D’Ecclesiis, en Santaní, tal como quedó comprobado el fin de semana, cuando fueron confiscadas esta y otras seis avionetas sospechosas.

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