Psiquiatra explica el motivo de la “furia policial”

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El médico psiquiatra Agustín Barúa Caffarena señaló ayer en una entrevista con ABC Color que la agresión y represión por parte de la policía tiene su origen en el maltrato que los mismos uniformados sufren durante su formación. “Existe una incentivación de la conducta violenta”, aseguró Barúa Caffarena.

El análisis del especialista fue requerido luego de que un policía denunciara el trato infrahumano al que fueron sometidos durante el operativo de refuerzo que hicieron en Ciudad del Este, a causa del asalto a la firma Prosegur, y que publicó nuestro diario.

Recordemos que el uniformado expresó que fueron tratados “como animales” porque se les dijo que regresarían “enseguida”. Pero se quedaron una semana, sin haber llevado “ni siquiera ropa interior”. Además, tuvieron que dormir en el suelo del bus en el que fueron, utilizando sus chalecos antibalas como almohadas, dijo.

Ante la consulta de ABC Color, el psiquiatra expresó que la conducta agresiva y la “inercia represiva” que muestran los uniformados en su actuar tienen su base justamente en la preparación que reciben durante sus años en la academia policial.

“Esto sucede más todavía en los efectivos de fuerzas especiales. Se considera como un valor en la formación la posibilidad de reaccionar de manera agresiva. Existe una incentivación de la conducta violenta”, explicó Barúa.

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“Están para sufrir”

El profesional mencionó que en la formación policial existe la idea de que “están para sufrir y tienen que aguantar de todo”. Precisamente, esa lógica es la que los habilita a “una serie de prácticas que pueden ser abusivas”.

En cuanto a otros factores que suman a la acentuación de conductas agresivas, Barúa citó también la afinidad que tiene el reprimido con el represor, en el sentido de que tanto el policía como el ciudadano al que hay que contener son de extracción popular.

“Son pobres contra pobres. Ellos tienen que reprimir en un país con desigualdad social como el Paraguay, tienen que enfrentarse con gente que viene de historias de vida muy similares. Entonces se les prepara para olvidar esa afinidad, siendo violentos por inercia”, puntualizó.

Para el experto, la precariedad institucional en el Estado paraguayo se debe también a que el sistema de fuerza represiva no fue revisado después de la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989).

“No hay un cambio estructural. No hay una reforma en el modo de producción de la sociedad donde hay privilegios y desigualdades grandes. Los órganos represivos mantienen la desigualdad para seguir interviniendo con prácticas agresivas”, analizó el experto.