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La trifulca se inició después de las 15:40 durante el horario de visitas, luego de que un convicto brasileño asesinara de varias estocadas y por degollamiento al interno Sergio Daniel Rojas Romero (34), alias “Richard’i”, un peligroso asaltante que había liderado una gavilla.
Testigos afirmaron que los guardiacárceles reaccionaron y trataron de dominar al convicto que atacó a Rojas Romero. Sin embargo, el asesino se introdujo en el pabellón V, donde están los otros brasileños del Primer Comando Capital (PCC) y estos evitaron que le capturen.
El ambiente se caldeó debido a que el convicto malherido era considerado un “líder” en su grupo y en un momento dado, la mayoría del resto de la población penal se levantó contra los brasileños, a tal punto de amenazarles de muerte.
Ante la situación, el director del principal centro penitenciario, Luis Villagra, solicitó la presencia de efectivos policiales para calmar a los enardecidos reclusos que querían vengar a Rojas Romero. Este último fue sacado del penal y llevado en ambulancia al Hospital del Trauma “Dr. Manuel Giagni”, pero sucumbió durante el trayecto.
Intervención y traslado
Los agentes de la Agrupación Especializada y del escuadrón Antimotines, encabezados por el titular de la repartición policial, Crio. Princ. Enrique Isasi, acudieron al llamado del director penitenciario y de inmediato ingresaron al presidio para calmar la tensa situación que se vivía en el lugar. También vinieron refuerzos de la FOPE y de la comisaría 4ª Metropolitana.
Los funcionarios penitenciarios, por su parte, pusieron a salvo a los familiares y abogados que se encontraban de visita. Varios de ellos quedaron en shock por la situación y tuvieron que ser asistidos fuera del recinto.
Algunos altos jefes policiales llegaron después hasta la penitenciaría para interiorizarse del caso y coordinar en los esfuerzos para controlar el nerviosismo existente. Entre ellos se encontraban el director de la I Zona Policial, Crio. Gral. Carlos Ozuna, y el jefe de la Policía Metropolitana, Crio. Princ. Tomás Cristaldo.
Cuando aumentó la tensión los efectivos policiales dispararon balines de goma y lanzaron gases lacrimógenos, hasta que lograron finalmente reducir a los convictos rebeldes.
Una vez controlada la situación, las autoridades penitenciarias y la Policía emprendieron la tarea de tras- ladar a la cárcel de Emboscada a doce de los reclusos que habían tomado parte en el caldeado incidente. Diez de los remitidos, nueve brasileños y un paraguayo, están relacionados al PCC, los otros dos lideraron el alzamiento.