El caso se inició el sábado de noche, cuando el suboficial primero Miguel María Sánchez Florentín (30 años) dejó su automóvil Hyundai Elantra negro en el estacionamiento del supermercado Real de la ruta Acceso Sur, para entrar a tocar con su banda de música en el patio de comidas.
El jefe de la comisaría 11ª Central de Arroyo Seco, comisario principal Silvino Jara, relató que el suboficial, quien figura en la Banda de Músicos de la Policía, aparentemente llevaba prisa por subir al escenario y dejó la llave por su vehículo y su pistola reglamentaria adentro. Pero para cuando culminó su actuación, ya no encontró su coche.
Al día siguiente, es decir, el domingo, a la tarde, el caso tuvo un sorpresivo giro cuando un camarada llamó al suboficial Sánchez Florentín para avisarle que, junto a su hermano también policía, habían localizado el automóvil robado en la casa de un vecino, en el barrio Martín Ledesma de Capiatá.
Lo más insólito fue que el que comunicó de la aparición del rodado sustraído fue el propio dueño de la vivienda donde estaba estacionado el coche.
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Se trata del herrero brasileño Armando de Almeida Arévalo (47), quien alegó que no tenía idea de cómo había ido a parar a su casa el automóvil del policía.
El brasileño entregó voluntariamente el vehículo a su propietario y manifestó que la noche anterior estaba muy borracho y que no recuerda en qué momento pudo haber robado el Hyundai. Dentro del automóvil estaban todos los documentos del agente que fue víctima del robo, pero no así su pistola Glock calibre 9 milímetros, propiedad de la Policía Nacional.
El jefe de la comisaría 11ª señaló que hoy a la mañana tiene que declarar el brasileño ante el Ministerio Público, pero que en un arreglo amistoso ya se comprometió a reponer el arma desaparecida o pagar el valor que tiene en el mercado.