El juicio por la masacre de Curuguaty, a cargo del Tribunal de Sentencia presidido por Manuel Zelaya, prosiguió con testificales de policías que intervinieron en el desalojo llevado a cabo el 15 de junio del 2012 en Campos Morombí, que concluyó con un saldo de 17 muertos.
Zaracho reveló que cuando hicieron la formación y llegó el helicóptero Robinson, se hizo un sobrevuelo, durante el cual se escucharon disparos. A la orden de hacer el procedimiento, los agentes indagaron “¿cómo, si escuchamos disparos?”, a lo que el subcomisario Lovera contestó: “Ustedes escucharon y yo vi los disparos”.
El testigo relató que avanzaron por el predio hasta llegar a un tejido de alambre, detrás del cual había un grupo de 7 a 8 labriegos.
“Cuando nos acercábamos, vimos gente armada en el centro con arma de fuego y contundente, o sea machetes, había otro tejido antes de llegar a esas personas, verificamos el alambrado, entonces saqué mi pinza; apenas saqué ya me apuntaron, me dijeron ‘aníke peike ko’ápe, porque ñamanombáta’, dijo. Señaló que tras cortar el alambre, avanzaron hasta el grupo, pero se detuvieron, al observar que otros campesinos se levantaban del pastizal, algunos armados.
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“Les llegué a decir: ‘pemombo pende armas (sic)’”. Acto seguido –recuerda– se produjo un forcejeo, uno de los campesinos intentó herir al subcomisario Lovera con un machete y entonces se produjo el primer disparo para defenderlo, fue entonces que los campesinos abrieron fuego contra los intervinientes, dando inicio al tiroteo”.
“Al lanzarme al suelo, me impactó un tiro en el rostro, cerca de la nariz. Tuve una entrada de bala debajo de la nariz, tuve pérdida total de tejido, paladar y hueso de paladar, se me reconstruyó todo”, indicó el agente.
Rubén Villalba encabeza el grupo de los once acusados por el caso.
