Miles de creyentes ya se encuentran en Caacupé para participar hoy desde las 6:00 de la misa en honor de la Inmaculada Concepción. La celebración mariana será presidida por el obispo diocesano, Mons. Ricardo Valenzuela, y concelebrada por los obispos y el clero católico.
Hoy todo el Paraguay está pendiente de lo que sucederá en la Villa Serrana. Muchos hicieron un gran sacrificio caminando, pedaleando o manejando largos recorridos en vehículos para decir presente a la protectora. Otros seguirán la misa a través de los medios de prensa, especialmente los compatriotas que están en el exterior y que en algún momento también habrán participado de esta tradicional celebración.
Con esta fiesta mariana, la Iglesia en Paraguay iniciará el Año de la Palabra de Dios que se extenderá por todo el 2020, con el lema: “Nos ardía el corazón cuando nos explicaba las escrituras” (Cf. Lc. 24:32).
Este año la mayoría de los predicadores, ya sean obispos o sacerdotes, lanzaron duras críticas a la Justicia, a la que consideraron cómplice de la corrupción y la impunidad que imperan en nuestro país. También se cuestionó la politiquería, la malversación y robo de fondos del Estado, así como desatención en salud y educación. Varios jóvenes, en cambio, pidieron fuentes de trabajo. Cada año el celebrante hace un resumen y lo vuelve a repetir como preocupación de la Iglesia en la misa central. Se abogará por el bien común para vencer la inequidad.
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Ayer, víspera de la fiesta de la Virgen, la capital de Cordillera ya estuvo abarrotada de fieles desde tempranas horas. La multitud recorrió sus calles en medio de puestos de venta de todo tipo de productos, pero la mayoría vino con un objetivo, el cual es estar junto a la Virgen y allí orar para hacer pedidos y agradecer por las gracias recibidas.
En los pocos espacios libres se podía ver una multitud de personas descansado, tomando tereré o saboreando el avío que trajeron para no gastar tanto. A otros se los veía orando y reflexionando antes de emprender el retorno. Para los que no trajeron provista, los vendedores estaban a cada paso. Ofrecían minutas, agua, gaseosa, jugo. Y para que nadie regrese a casa sin un regalo o Caacupé Poty, se ofrecen artículos tales como remeras, imágenes, sombreros y variedad de otros ítems para elegir.
Los actos centrales comienzan a las 5:30 con la ambientación para la misa, luego se hace una pequeña procesión por la plazoleta de la Basílica y seguidamente la misa. El presidente de la República, Mario Abdo Benítez, en principio anunció que asistiría a la misa, pero luego comunicó que no estará presente porque viaja al exterior.
Historia
La fiesta de la Inmaculada Concepción se estableció el 8 de diciembre de 1854, cuando el sumo pontífice Pío IX, después de recibir numerosas peticiones de los obispos y fieles de todo el mundo, se reunió en la Basílica de San Pedro, en Roma, y proclamó la fiesta de la Inmaculada Concepción.
Había más de 200 prelados, cardenales, arzobispos, obispos, embajadores y miles de fieles católicos, y en medio de la emoción general estableció solemnemente:
“Declaramos que la doctrina que dice que María fue concebida sin pecado original es doctrina revelada por Dios y que a todos obliga a creerla como dogma de fe”.
En Paraguay la fiesta de la Virgen de Caacupé es la celebración litúrgica más importante. Es la que más fieles convoca porque sus devotos creen en su poderosa intercesión. Es por eso que durante todo el año recurren a ella para que Cristo escuche sus clamores.
Año 2020, año de la Palabra de Dios
Todo el año 2020 será Año de la Palabra de Dios, en coincidencia con la recordación de los 50 años de la Federación Bíblica Católica y los 1.600 años de la muerte de San Jerónimo, gran traductor de la Biblia, explicaron las autoridades eclesiales.
“Invitamos a todo el pueblo, todas las parroquias y capillas, todos los grupos y movimientos y a las familias a abrir la Biblia, leer juntos algunos pasajes de la Palabra de Dios y compartir lo que el Espíritu Santo les inspira. La lectio divina realizada de esta manera nos hará arder el corazón y será fuente de vida y compromiso cristiano. ¡Que cada familia tenga una Biblia! ¡Que resuene cada día la Palabra de Dios en todas partes! ¡Que se la anuncie para todos! ¡Para los lejanos y para los que han perdido el entusiasmo de la fe, para la gente sencilla y para los ilustrados; en las cárceles, en el campo, en las oficinas, en las plazas, en las instituciones educativas y en las diversas comunidades eclesiales, en las empresas y en las instituciones públicas!”, dice la exortación de los obispos.