Achicamiento de familia y antitestimonio eclesial reducen las vocaciones, afirman

El Seminario Mayor Nacional estableció el 2019 para celebrar su cincuentenario. Aquí se preparan los sacerdotes para las parroquias del Paraguay. La casa de formación no escapa de la reducción vocacional mundial, que según su rector, Pbro. Cristino Bonher, es consecuencia del achicamiento de la familia y los escándalos que salpicaron a la jerarquía.

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Para la Iglesia Católica, el Seminario es una de las instituciones más importantes y es prácticamente la columna vertebral de toda su estructura jerárquica. Aquí llegan, se forman y luego se consagran los sacerdotes que se encargarán de la evangelización y harán vivas las enseñanzas de Jesús a través de los sacramentos. La casa de formación depende de la Conferencia Episcopal Paraguaya.

En este 2019 se cumplen 50 años de su apertura; fue fundado por el entonces Mons. Ramón Bogarín Argaña. En el mismo se construyeron 6 grandes pabellones (dormitorios) y otras instalaciones (comedor, cocina, salón auditorio y el año pasado se habilitó una nueva capilla, etc.).

En Paraguay, los sacerdotes diocesanos (los llamados a ser párrocos en las diócesis) salen del Seminario Mayor Nacional, que se emplaza en el barrio Santa Librada. Miles de jóvenes ya pasaron por esta casa de formación: algunos llegaron al objetivo y otros quedaron por el camino, eligieron otros destinos.

El paso por el Seminario transcurre entre la formación espiritual, académica y la camaradería.

Actualmente, en Asunción alberga a 128 jóvenes que aspiran consagrarse. Otro grupo de 43 jóvenes están en el primer año en el Seminario San José.

Para el rector de la casa de formación, Pbro. Cristino Bonher, el Seminario tiene todas las comodidades para albergar a los candidatos al sacerdocio, cifra que a nivel mundial ha bajado considerablemente por varios factores, algunos de estos son el achicamiento de la familia. Los padres deciden tener un solo hijo y en esas condiciones no hay tantas posibilidades para que se elija la vocación. Afecta también los escándalos de abusos que salpicaron a la jerarquía. “Esos abusos desmoralizan a los jóvenes porque ven antitesmonios en consagrados que deberían ser referentes”, indicó Bonher. Según el sacerdote, la sociedad de consumo afecta igualmente en la reducción vocacional: se presentan propagandas que confunden a los jóvenes. No obstante, ante estas situaciones, el Seminario es el centro donde los candidatos se nutren de la Palabra de Dios y se trabaja por la formación de buenos sacerdotes que perseveren permanentemente en su vocación.

¿Cómo se llega al Seminario? 

Varios son los requisitos para ser seminarista y consecuentemente candidato al sacerdocio. El primero, el joven debe tener inquietud por la vida sacerdotal. Luego se debe presentar ante el párroco para compartir con él su deseo. El sacerdote lo orientará con los encargados vocacionales y finalmente será presentado al obispo y es él quien lo envía al Seminario. De más queda decir que debe haber terminado la educación media.

Bonher explicó que hay universitarios e, incluso, profesionales, como abogado y maestros, que están en el Seminario, porque encontraron que la vocación que eligieron no respondían a sus expectativas. La formación de cada seminarista cuesta G. 1.500.000 por mes, que paga las diócesis con dinero que proviene de la colaboración de fieles y benefactores.

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