Las consultas van hasta el día sábado, la farmacia y el laboratorio solo funcionan 12 horas diarias y muchos pacientes tienen que volver al día siguiente para retirar los remedios. Para los análisis, solo son beneficiados 15 pacientes por día. Tampoco tiene sala de internación, sino solo para observación, por 12 horas, con dos camas. No cuenta tampoco con sala de cirugía ni con ambulancia. Los asegurados tienen que trasladarse en taxi o vehículos particulares.
Esta unidad sanitaria cuenta con 14.000 asegurados y necesita una ampliación para paliar la gran demanda. A diario llegan entre 300 y 400 pacientes, tanto para consultorios como para urgencias, y en épocas de epidemia los asegurados quedan hacinados en los pasillos. “Faltan más médicos, tanto para consultorios como para la urgencia, en especial pediatras, porque la espera es de varias horas y, al final, el médico de urgencias te dice que tenés que consultar con otro especialista o, en caso de niños, con el pediatra, y tampoco tienen remedios”, se quejó la asegurada Luz Arias.
Varios equipos son vetustos; en la sala de odontología cuentan con un solo sillón, y tanto el succionador de saliva como la luz no funcionan nunca. Solo esta semana se repuso el sillón que estuvo averiado por más de dos meses. “Necesitamos crecer; la demanda sube, pero se satisface dentro de las posibilidades. Muchas veces los fármacos e insumos que faltan en el mercado son los que no tenemos”, dijo el director Carlos Irala.
