Centenares de fieles participaron ayer de la misa del Domingo de Ramos en la Catedral Metropolitana , con la cual la Iglesia Católica inició la Semana Santa. La ceremonia comenzó en la explanada del templo, donde Valenzuela bendijo los ramos que portaban los fieles. Luego, con aclamaciones, ingresaron al templo por la puerta santa, que fue habilitada con motivo del Jubileo de la Misericordia.
En su homilía, el arzobispo invitó a los fieles a participar de la eucaristía para que cada uno se adhiera al bien y a la verdad, a la solidaridad y la justicia.
Exhortó que así como Jesús entregó la vida, los cristianos deben hacer lo mismo con amor y generosidad por el bien de la familia, la Iglesia y la sociedad.
Al referirse a Judas que traicionó a Jesús y a Pedro que lo negó, indicó que hoy se habla de una nueva apostasía, de aquellos que abandonan la fe, de aquellos que dicen “no me sirven para nada la fe, Dios, Jesucristo y la Iglesia”. Dijo que estas personas traicionan a Jesús como Pedro. También recordó a los cristianos que se pervirtieron, como Judas, en la traición y en el suicidio.
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“En Paraguay, hoy más que nunca, como en el mundo entero, necesitamos de tribunales que amen la justicia, que armen procesos rápidos y baratos en favor de aquellos que sufren”, enfatizó. Agregó que nuestra sociedad reproduce también traiciones como la de Pilatos, condenando inocentes y salvando a los culpables.
Valenzuela también recordó a las mujeres piadosas que lloraron por Jesús y al relacionarlas con las paraguayas, calificó a estas últimas de valientes, porque han sabido transmitir la fe, la lengua y la cultura.
Recordó igualmente a los ladrones que estuvieron al lado de Jesús en la cruz y valoró el arrepentimiento de uno de ellos, que se robó el paraíso.
Asimismo, valoró la actitud de José, quien pidió dar sepultura digna a Jesús, y dijo que hoy muchos como José dan sepultura digna al semejante, lo llevan al templo y colaboran con los familiares para que su partida sea digna en espera de la vida eterna.
Finalmente, invitó a los creyentes a participar activamente de la Semana Santa y que se involucren en el sacramento de la reconciliación.