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Centenares de fieles participaron de la misa en la Catedral Metropolitana el sábado, durante la cual Valenzuela ordenó a cuatro nuevos diáconos transitorios. Entre ellos también estuvieron los padres de los nuevos consagrados, quienes en un momento de la celebración entregaron a sus hijos los ornamentos que utilizarán en las celebraciones en las que acompañarán al párroco o al obispo.
Los flamantes diáconos son: Eugenio Valdez Leite, Mamerto Núñez Matto, Matías Ernesto Quintana y Gustavo Ramón Zaracho, los cuales pertenecen a la Arquidiócesis de la Santísima Asunción.
La misa comenzó a las 16:00 y el momento más emotivo fue cuando Mons. Valenzuela efectuó el rito de la imposición de las manos, el signo visible por el cual transfiere el orden del diaconado. En su homilía, Valenzuela aprovechó la cuaresma para invitar a los presentes a la conversión, porque Jesús en este tiempo exige humildad y misericordia, dijo. Exhortó a desechar la soberbia y no hundirse en la corrupción.
En otro momento, recordó a los pobres y manifestó que en nuestro país aún es difícil la gobernación, sobre todo a favor de los pobres.
El arzobispo invitó a los fieles a ser transparentes y a no caer en la corrupción, “porque cuando no damos los frutos, así como las plantas que no sirven, nos cortarán”. Recordó que la Iglesia está para cuidar de los fieles para que estos den frutos y de buena calidad, para la sociedad.
Al referirse a la misión que tendrán los nuevos diáconos indicó que ellos están llamados a evangelizar y santificar al pueblo de Dios. En esa misión ayudarán al sacerdote y al obispo, administrarán igualmente el bautismo y bendecirán los matrimonios. También podrán celebrar responsos y llevar la comunión a los necesitados.
La feligresía que acompañó la celebración exteriorizó su contento con los nuevos consagrados con un cerrado aplauso. Sin dudas, la Iglesia estuvo de fiesta ayer porque no todas las veces puede consagrar a cuatro diáconos de una sola vez. Estos consagrados serán enviados a las parroquias y muy pronto serán ordenados sacerdotes.