Las aguas residuales son tanto las producidas por las actividades domésticas, como también las cloacales. Ambas tienen que ser evacuadas por un desagüe cloacal. Ante su inexistencia, los vecinos deberían construir un pozo ciego, lo que solo a veces se cumple, pues prefieren arrojar los líquidos a la calle o a un arroyo.
Otra situación que se da comúnmente es que sí construyen un pozo ciego, pero no vierten en él sus aguas grises (provenientes del uso del líquido en la cocina, por ejemplo); sino que la arrojan a la calle clandestinamente.
La ordenanza municipal N° 112/04 es la que reglamenta el control de vertido de aguas residuales urbanas. Dicta en su art. 4° que “Está estrictamente prohibido verter aguas residuales urbanas o aguas servidas a la vía pública o a las propiedades del dominio público y privado”.
Las infracciones al presente artículo serán penalizadas teniendo en cuenta lo siguiente: zona de la ciudad, tipo de agua servida y tipo de pavimento”.
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Pocos fiscalizadores
José Escauriza, de la Unidad de Fiscalización de la Municipalidad de Asunción, comentó que actualmente hay 30 fiscalizadores en su dependencia, pero que estos no se ocupan solo de ver las aguas vertidas, sino todas
las infracciones denunciadas por los asuncenos que tengan que ver con el medio ambiente, como carteles, tala indebida de árboles, construcciones, etc.
Aseguró que este año se realizaron más de 150 intervenciones.
“A veces, son caños rotos de la Essap, otras, la cloaca se tranca y revientan”, refiriéndose a que no siempre todas las aguas en el asfalto son aguas vertidas.
Explicó que el problema es que son pocos los barrios que tienen el sistema de desagüe cloacal.
En cuanto a las multas, dijo que los fiscalizadores únicamente labran el acta y que luego esta pasa al Juzgado de Faltas, en donde finalmente se ve si se impone o no un pago y de cuánto será.
Algunos de los barrios que no tienen desagüe cloacal son San Pablo, Tablada e Itá Enramada.
