Carrulim, un cóctel para el espíritu

Una de las tradiciones populares más arraigadas en Asunción es el carrulim de cada 1 de agosto. Tres de las más antiguas vendedoras de este preparado de caña, ruda y limón aguardan hoy a sus marchantes y cuentan al respecto.

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Oriunda de Puerto Guaraní, Alto Paraguay, doña Fide Penayo (65) lleva 44 años vendiendo hierbas medicinales y preparando el carrulim cada 1 de agosto.

A los diez años vino del Chaco con sus padres, que emigraron al barrio Santa María de Asunción, cuando se cerró la fábrica de tanino. Empezaron ofreciendo las hierbas medicinales corriendo de los inspectores municipales por la plaza, pero en 1991 con el intendente Carlos Filizzola y Citibank consiguieron un puesto sobre la calle Chile, donde aguarda hoy a sus clientes.

Ayer nos aseguró que a las 02:30 de la madrugada ya se movilizaría para estar lista con su preparado de caña blanca, ruda y limón. Ella le agrega katuava, guavirami y miel de abeja, para mejorar el sabor: “No golpea el estómago ni perjudica, y hasta los niños pueden tomar”.

Asegura haber sido una de las primeras en ofrecer carrulim en el centro de Asunción, donde tiene 200 clientes a los que considera “hijos adoptivos”.

Doña Fide es orgullosa madre soltera de cinco hijos, todos adultos y con estudios: “Yo solo completé el segundo grado, pero en la calle aprendí a leer, a firmar y a cuidar a mis hijos”.

En el mercadito

En el mercadito municipal Nº 2, de la calle José Berges, entre Brasil y San José, doña Marcelina Valdez (78) también prepara el cóctel para hoy. Ella solamente utiliza caña blanca, ruda y limón.

Recuerda que en los buenos tiempos este mercado era un populoso centro comercial al que llegaban desde Pa’i Ñu (Ñemby) en carretas o a lomo de burro por Barcequillo. “Poco más de dos horas ya eran suficientes porque no había problemas de tránsito. Salíamos de casa a medianoche para estar aquí a las 03:00 de la madrugada con 30 a 50 ajaka (canastas) de bananas que traíamos para sus dueños. Luego apareció el supermercado y esto se vino abajo”, relata.

También es un poco culpa de las autoridades y los dirigentes que no supieron mantener vivo al mercadito donde hoy tendrá carrulim.

En el Mercado 4

En el populoso Mercado 4, en la esquina de Pettirossi y República Francesa, está doña Simeona Acosta (61), que también ofrece el carrulim en botellitas perfectamente etiquetadas. Con la experiencia que tiene en la venta de hierbas medicinales, todos los clientes le consultan sobre sus males y le piden una receta. “No soy médica, pero por lo menos conozco muy bien con lo que aprendí hasta el tercer curso de antes, que era otra cosa”, dice.

Su preparado solamente lleva caña blanca, ruda y limón: “Esta es la receta antigua, de mi mamá. Se toman siete tragos en ayunas y el resto durante todo el día”.

Recuerda haber comenzado en el Mercado 4 hace 45 años cuando las calles eran un gran zanjón y no había casi nadie. Su puesto fue el primero de yuyos y se desplazaba de madrugada a bordo de la “charatita” de la Línea 27 de entonces desde su casa de la Compañía 11, Toledo, en Capiatá.

Con su trabajo ha dado educación a sus hijos y un sustento económico a todos sus familiares que hoy se dedican al cultivo de hierbas medicinales.

Fotos: Jorge Cañete

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