Cerca de tres décadas de ingobernabilidad en el CNC

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El emblemático Colegio Nacional de la Capital (CNC) Bernardino Caballero arrastra desde la caída de la dictadura una crisis institucional de desprestigio académico y de imagen, como consecuencia de los desajustes con el modelo democrático a causa de la “stronización” de la institución y el culto a modelos anacrónicos.

El Colegio Nacional de la Capital Bernardino Caballero no logra superar la crisis institucional en la que está sumergida desde hace décadas, como consecuencia de que durante la dictadura de Stroessner fue como un apéndice de ese régimen y por los desajustes con el modelo democrático.

Cada año sus estudiantes están involucrados en algún episodio de violencia, rencillas gremiales, discriminación misógina, clientelismo político y culto a modelos anacrónicos como el fascismo.

“No aceptamos que las mujeres dirijan nuestra institución” fue uno de los justificativos que esgrimieron algunos alumnos al nuevo equipo directivo de gestión encabezado por Ceferino Ruiz, en reemplazo del anterior, que estaba integrado por mujeres y que logró ordenar la institución tras la presión de los estudiantes para reemplazar al entonces encargado de despacho Jorge Samaniego, acusado de “incapacidad, intromisión en el gremialismo estudiantil y amenazas de suspensión”.

Las conductas misóginas en el CNC vienen de larga data, mucho antes de que la institución se convierta en mixta en el 2004 por disposición de la entonces ministra de Educación Blanca Ovelar. En 1997 circuló la revista estudiantil del CNC denominada “A lo macho”, abiertamente machista, misógina y apologista de la violencia. Cuando Ovelar anunció que el CNC sería mixto, hasta los exalumnos se pronunciaron en contra de la decisión por atentar en contra “de la gloria y tradición del colegio”, y a la vez la ministra era advertida de que habría disturbios si participaba en alguna colación porque “no la quieren ni ver”.

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Ovelar señaló que durante su gestión intervino la institución (2002), sumarió y trasladó a 34 profesores, en medio de desmayos, invocaciones a Dios, improperios y severas advertencias televisadas. Colocó a docentes del Goethe para elevar el profesorado y a Manuel Velázquez como director, ganador de concurso, quien estuvo en el cargo hasta que se jubiló, en el 2007, y volvió la inestabilidad.

Amenaza de cierre

Tras la jubilación de Velázquez, Raúl Aguilera tomó intervención en el colegio y en el 2008 asumió Blas Cáceres Mármol tras ganar el concurso, pero no duró un año. A huevazos y pedradas fue atacado en 2009 por los estudiantes, que exigían su salida por acusarlo de utilizar la institución para sus actividades partidarias.

Al trasladar a Cáceres se nombró a una rectora, Celsa Bareiro de Soto, exministra de Educación del gobierno de Juan Carlos Wasmosy. El entonces viceministro de Educación Luis Riart dijo durante la intervención que si la conducta de los estudiantes no se reencauza, se planteará cerrar el colegio.

Esta amenaza no hizo mella en los alumnos, que siguieron protagonizando actos vandálicos y prácticas cimeforistas de sometimiento a alumnos de cursos inferiores, que continúan hasta la fecha.

Adoctrinamiento externo

Docentes coinciden en que los alumnos que activan en los gremios estudiantiles del CNC están mal asesorados por personajes externos. “Se mueven como logias. Si tienen algún problema ya aparecen con abogados y nos amenazan”, dice un docente. Otro esgrimió que existe un funcionario de alto rango del MEC que utiliza a los jóvenes para recibir favores sexuales a cambio de dinero y conexiones. Blanca Ovelar lo apartó del CNC en 2002 e indicó que no tiene certeza de la acusación, pero “es evidente que es un nefasto tipo que perturba a la institución”.

leticia.barrios@abc.com.py