Conectar con la esencia

Celeste es docente, tiene más de 2 décadas de trayectoria en atención personalizada a niños y adolescentes. “Este libro (Hay otra manera, ediciones El Lector) es una invitación a padres y maestros a erradicar el sufrimiento del Ser a una edad precoz”, afirma. “Una persona bloqueada emocionalmente está psicológicamente anulada”. Para la autora cosas sencillas tienen un impacto, por eso las personas felices son proactivas. Hace tiempo tenía pensado plasmar sus experiencias, “me faltaba valentía, tenía miedo de remar contra la corriente. Un día dije: ya no puedo seguir viendo tanta angustia en niños y adultos. Sentí, lo digo con toda sinceridad, una fuerza interior que me decía que era el momento de escribir. Siempre tuve la certeza de que había otra manera de educar a nuestros niños, reconsiderándolos como seres potentes, diferentes unos de otros, apostando a sus talentos innatos”

–Elegiste un estilo de comunicación distendida, una charla.

–Sí, es como una conversación a distancia con el padre, la madre, el maestro, es decir, para cualquier adulto que tenga interés en saber cuál es la otra manera. Simplifiqué bastante, no quería que se convirtiera en un texto voluminoso que pierda el fundamento. Dejé de lado muchos testimonios míos durante mi larga carrera docente. Me interesa que sea corto y profundo, es un libro en formato pequeño, de consulta, que puede llevarse cómodamente para leer.

–¿En qué se basa la seguridad de tu propuesta?

–Todo lo que propongo es posible, yo lo hice con mis alumnos durante años. Hay que cambiar el paradigma educativo para felicidad de nuestros niños, ayudándolos a descubrir sus aptitudes con alegría, sin ansiedad ni angustia. Todos tenemos capacidades extraordinarias, lamentablemente el sistema educativo actual no permite a nuestros niños conectarse con su esencia. Los niños son inmensamente potentes. Imaginate un país donde crezcan niños reconociendo esas capacidades, listos para compartir con sus compañeros y, cuando adultos, con los demás conciudadanos. Sería una sociedad sana, feliz, sin personas sufrientes.

–¿Por qué te centrás en la infancia?

–La infancia es vital. Todos los traumas relacionales, fobias siempre acaban vinculándose con episodios traumáticos ocurridos en esta etapa.

–Y los adultos fóbicos o traumados, ¿tienen esperanza de otra educación?

–Para mí nunca es tarde, siempre hay una manera de reinventarse. Si mirásemos profundamente, encontraríamos ese talento escondido que por circunstancias de la vida quedó encerrado. Si nos proponemos desenterrarlo con convicción, compromiso, veríamos al Ser que realmente somos.

–¿Qué aporta tu oferta educativa que no encontremos en otras propuestas modernas?

–Te hablo desde el corazón, no desde la arrogancia: este libro no es uno más, porque no planteo solo métodos, también hablo de la valoración del Ser.

–De ver al niño como ser humano, con todas sus potencialidades y diferencias; sobre todo cómo hablarle a cada niño, observar criteriosamente cómo aprende, guiarlo para que descubra su talento y se comprometa con pasión y alegría. Así el aprendizaje se convierte en un disfrute.

–¿Paraguay tendrá alguna vez una educación basada en esa valoración? 

–Claro que sí, pero como te digo, cambiando el paradigma educativo y apostando a las capacidades individuales. La creatividad es tan importante como la alfabetización, deberíamos darle el mismo valor.

–¿Qué ambicionás para tu libro?

–Que se convierta en un amigo para padres y maestros, que los invite a reflexionar.

La autora

Celeste Mas de Vellacich, madre de dos hijos y abuela de dos pequeños nietos. Su mejor momento para escribir es aquel en el que puede estar sola, en contacto con la naturaleza. Cita dos frases –de otras tantas– que motivan su trabajo comprometido: “El Ser está profundamente dentro de cada forma de vida, constituyendo su esencia invisible e indestructible” (Eckhart Tolle); “No son las montañas las que hemos de conquistar, sino a nosotros mismos” (Sir Edmund Hillary).

Entre sus escritores preferidos destaca al Dr. Mario Alonso Puig, “me gustan los libros que dejan una enseñanza espiritual o científica”, apunta. Celosa de su hogar, le gusta la cocina y ama a sus plantas, “vivo en un departamento, pero eso no me impide tener un jardín en el balcón”.

–Si leyeras Hay otra manera pero no fueras la autora, ¿qué pensarías?

–Pensaría en qué le habrá pasado a esta persona que recién ahora escribió este libro. ¿Por qué perdió tanto tiempo? Escribiendo me liberé, enfrenté mis miedos, a lo que me llevó a callar años lo que para mí era una certeza. Yo sabía que había otra manera, escribirlo fue terminar de convencerme.

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