El Hospital Materno Infantil de Villa Elisa, que construyó el Ministerio de Salud mediante un aporte del gobierno coreano, recibe en promedio a unos 700 pacientes por día.
Para agendarse, estos pacientes deben formar una larga fila en un pasillo angosto e insalubre a causa de una obra abandonada. Ni siquiera tienen un sitio para sentarse y esperar la obtención del número, que les permitirá acceder a la atención médica, posteriormente.
En varios sectores del edificio inaugurado en setiembre de 2016 se pueden ver pilas de mamparas rotas, cielo raso caído, pisos removidos, específicamente en la rampa para camillas que conecta la planta baja con la planta alta. Justo ese lugar los funcionarios utilizan como depósito. Una cantidad de cajas de documentos está en un armario, mientras varios biblioratos aparecen tirados en el piso.
El hospital está sin director desde el viernes último tras la renuncia del Dr. Edgar Chamorro debido a una denuncia por maltrato familiar en su contra.
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Existen algunos antecedentes sobre la construcción del edificio. En la web del Ministerio de Salud solo consta que la obra de dos plantas costó G. 2.202 millones, y que cuenta con 17 consultorios, un albergue para madres con capacidad para cuatro camas, 12 baños sexados, salas de espera climatizadas, área administrativa, lavandería con equipos industriales y cocina con comedor. Añade que se invirtieron en medicamentos e insumos G. 125.000 millones, G. 8.800 millones en equipos y reactivos y 1.400 millones en gases y equipos biométricos.
En la web de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP) encontramos que Salud adjudicó el contrato en 2015 a la empresa LM Construcciones, propiedad de Nelson Rigoberto Monges. En cuanto a la obra abandonada no encontramos ni una información.