Décadas de amor

El 16 de octubre pasado María Alicia Sotomayor estuvo de cumpleaños. Maestra de vocación, trabajó en prestigiosos colegios de nuestra ciudad. Soltera, alegre y vital, siempre priorizó los lazos familiares. Sobrinos y sobrinos nietos la acompañaron en su cumpleaños número 100.

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María Alicia tiene la gracia de Dios de haber llegado a los 100 años. Nacida en Asunción, es la penúltima de 7 hermanos (ya fallecidos). Fue maestra en el Colegio Goethe y vicedirectora en el Salesianito. Vivió y trabajó siempre en Paraguay. Varios de sus sobrinos la tuvieron como maestra, “era exigente pero buena”, coinciden. Señorita en la escuela y en la vida, María Alicia no se casó; y, grande ya, junto a dos hermanas solteras se turnaban para cuidar a su mamá cuando esta cayó enferma. Respecto a su salud, está bien, aunque ya le cuesta un poco caminar, al igual que escuchar y a veces dormir toda la noche. “Hasta hace poco era plenamente consciente de todo. Todavía reconoce a quien se acerca a saludarla. Mezcla un poquito los temas. Siempre resaltó su carácter alegre, su actitud positiva, su honestidad, valores que transmitió a toda su familia”, cuenta Inge Sotomayor, sobrina. Su apetito siempre fue equilibrado, y nada se prohibió (solo ahora fantasea diciendo “mi médico me prohíbe”). Así también fue buena administradora de sus ingresos.

Como mujer, a las sobrinas lega un puñado de consejos: conservar la buena postura y compostura, es decir, pararse derechas, no hablar mal, sonreír, tener buen carácter, ser sociables, decentes y estudiosas. “Ella cumplía todo eso. Hasta hace poco era muy alegre, su risa estridente resonaba donde estuviera”. La casa de la tía María Alicia fue siempre un paraíso para los sobrinos, “al entrar era tan sereno, parecía que entrabas a otra dimensión”, afirman. Sobre el amor de pareja, esta dama siempre fue muy reservada, pero se sabe que tuvo candidatos en sus años mozos, aunque, tal como se estilaba en las familias de antes se determinó que “no eran convenientes”. No obstante, ella se ocupó siempre de que todas sus sobrinas se casaran. Hoy, Alicia, en cuya familia hay varios longevos, vive con una señora que la cuida, pero muy cerca de la casa de su sobrino Claudio Sotomayor.

No tiene animales, pero se entretiene sentada en su sillón dando de comer a los gatos vagabundos que llegan a su casa.

Elegante y muy coqueta, siempre de punta en blanco, un cutis envidiable, María Alicia disfruta la vejez acorde a su vida sana y afectuosa, “ella afirma muy seria que estamos todos equivocados, porque en realidad cumple 98 años”, relata Inge con una sonrisa.

La fiesta por los 100 años congregó a los Sotomayor. Recordaron con humor anécdotas de Ma. Alicia, “cuando éramos chicos nos llevó al Parque Caballero a jugar, había viento, ella tenía puesta una peluca y se le voló, otros niños que estaban ahí se mataban de la risa, y nosotros corriendo tratando de atrapar la peluca. O cuando estaba aprendiendo a manejar, era muy divertida”, cuentan divertidos.

La querida tía Ma. Alicia disfrutó de una fiesta familiar y recibió mucho amor, tanto como, a su manera y posibilidades, sigue dando a manos llenas.

lperalta@abc.com.py

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