Disfrutando del bebé

Un recién nacido es capaz de unir al instante a un batallón familiar. Café, mate, alfajores caseros, amena charla y amor a mares circundaban al pequeño Cyrus cuando llegamos. Mientras sobran los candidatos para tener al bebé, nos acomodamos en un rincón de la casa con la mamá para conversar sobre su experiencia de parir en cuclillas. Jorge, guitarrista del grupo paraguayo de rock Revolber, convertido en orgulloso papá, se suma para enriquecer la narración, ya que Jazmín asegura: “Parimos juntos”. La pareja se conoció hace un año y medio en un concierto de rock, flechazo a primera vista, nos cuentan que el bebé fue deseado, planificado y esperado.

Jorge acompañó paso a paso en todo a su novia; esto incluyó principalmente el curso preparto dictado por la Lic. en obstetricia Marta Cabrera, quien trajo desde Argentina el primer banquito para parir en cuclillas, el mismo que ofreció a todas las parejas del curso. Jazmín se animó a usarlo. Probablemente su parto, logrado de manera no convencional, es el primero que se realiza en nuestro país en un hospital.

Los jóvenes padres viven en Ciudad del Este, por el embarazo venían a Asunción solo los fines de semana; Jazmín hacía sus controles prenatales en el Centro de Salud Nº 9 con la Dra. Angélica Sarmiento, a quien, cariñosa y agradecidamente, llama “un ángel”. Luego, el parto fue en el Sanatorio Italiano.

Por su parte, Jorge deja precedentes de paternidad responsable y comprometida. Aprendió cada ejercicio y formas de respiración para dar a luz.

El resalta: “La Lic. Cabrera nos contaba que el Estado no tiene un programa mediante el cual las mujeres puedan tener acceso a información sobre el parto natural, el seguimiento, el curso preparto, parto y posparto. Además los hospitales tienen todo un protocolo que no pueden romper así nomás porque es una estructura de años”. Jazmín comenta que no sabe por qué eligió el banquito, aunque durante la charla fue recordando que su abuela dio a luz en cuclillas y su mamá tuvo un parto sin complicaciones. “Eso también nos explicaban en el curso –apunta Jorge–, la seguridad que tuvieron madres y abuelas se transmite a las próximas generaciones femeninas”.

Iniciado el trabajo de parto, Cyrus Kan nació en un lapso de 3 horas; llegó al mundo tras la 5ª contracción, rozagante y con un peso de 3,750 kg. Fue recibido por la doctora arrodillada frente a la mamá. Jorge presenció el parto: “Como hombre me desesperé, ves cómo la mujer sufre al parir; porque llegado el momento, es ella la que tiene que hacer todo. Cuando nosotros decidimos tener un hijo no nos imaginamos todo el compromiso emocional que habría”. Jazmín sonríe y continúa: “Tuve mucho dolor ese día (soy primeriza y fue sin anestesia), pero al día siguiente, mirando a mi bebé, dije: ¡Valió la pena! Ya casi retomo mi vida normalmente; tengo que recuperar mi peso, pero no me apuro. Lo bueno del parto normal es que enseguida podés cuidar y disfrutar a tu bebé”.

Jorge relata que vivió algo indescriptible cuando –mientras Jazmín alumbraba la placenta–, siguió a la enfermera y ella le entregó a su hijo, “me lo puse sobre el pecho y le canté”.

Finalmente, siempre emocionados, destacan y agradecen la calidad humana y profesional del equipo interdisciplinario que los atendió, tanto en el hospital público como privado.

Parto a la antigua, con control médico

“Según se puede observar en grabados antiguos, cerámicas de pueblos precolombinos, pinturas, etc., las mujeres han adoptado posiciones verticales para dar a luz ya sea de rodillas, en cuclillas, sentadas, semisentadas, a veces con la ayuda de hamacas con cabestrillo, muebles o prendas de vestir anudadas. En la Edad Media se fabricaron diferentes modelos de sillas para el parto vertical”, introduce la Dra. Angélica Sarmiento.

–¿Qué beneficios tiene esta manera de dar a luz?

–La posición vertical es muy acorde a la anatomía de la mujer. Tiene varios beneficios: 1) Respiratorios: el peso del bebé, la placenta, el líquido amniótico, etc., ayuda a que el útero descienda y no presione sobre los pulmones, lo que aumenta la relajación, la capacidad respiratoria y la oxigenación de la mamá y el bebé. 2) Mecánicos: la fuerza de gravedad favorece la acomodación, en encajamiento y el descenso del feto a través del canal de parto. El útero no comprime los grandes vasos sanguíneos de la mujer (como cuando está acostada), no se altera la circulación materna y placentaria, ni disminuye la llegada de sangre oxigenada al feto. 3) Psicoafectivos: hay reducción del dolor y mayor sensación de libertad, control, participación y rol protagónico.

–¿Cuáles serían las desventajas?

–La desventaja es que los médicos gineco-obstetras tenemos menos posibilidad de controlar la frecuencia cardíaca fetal, y dificultad para realizar un parto instrumental (con fórceps). Además en comparación a las mujeres de pueblos originarios, más acostumbradas a utilizar la posición de cuclillas en su vida diaria, las occidentales pueden no tener el entrenamiento y resistencia muscular para permanecer así durante un considerable período de tiempo, pudiendo aumentar los desgarres.

Informar a las mamás

Actualmente, la Organización Mundial de la Salud recalca la necesidad de que la mujer elija cómo quiere dar a luz, y señala que el desafío de los profesionales de la salud es brindar información imparcial acerca de las opciones de posiciones para el parto, además de consejos sobre cómo prepararse para el parto. “La sillita que utilicé con Jazmín me la prestó la Lic. Marta Cabrera, de la Institución Génesis Prenatal. Es una banqueta de madera, con forma de herradura abierta hacia delante para facilitar a quien asiste el parto”, dice la doctora recomendando que se construyan o compren a nivel local, y que las mujeres sepan que estas banquetas están disponibles en los hospitales, además de un personal de salud dispuesto a utilizarlas y debidamente informado al respecto.

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