El derecho a amar

Los jóvenes con síndrome de Down se enamoran como todas las personas. Depende de cómo los hayan educado para que sepan expresar sus sentimientos y canalizar sus deseos sexuales, los cuales muchas veces los padres y la sociedad toda minimizamos. La psicóloga clínica Stella Insaurralde nos da un pantallazo sobre el tema.

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Mariela (30) tiene síndrome de Down y está enamorada, por primera vez, de su profesor de zumba, quien siempre la trató muy amablemente e incluso brindaba más tiempo que a otras chicas durante las clases, pero sin corresponder al mismo sentimiento. Su madre está muy preocupada porque no sabe qué hacer al respecto. Hace ya un tiempo considerable que este amor anidó en el corazón de su niña (así la ve ella) y no se va. Por decisión de su mamá, Mariela dejó de ir a las clases para olvidar a ese amor. Funcionó… pero solo un tiempo, porque en su mente y corazón la joven sigue afirmando que tiene una relación con su profesor. Hace poco, después de un tiempo de silencios, vio en la calle al muchacho y todo reflotó en ella. Como mujer, Mariela se enamoró profundamente y no admite cuestionamientos a lo que siente. Este es un caso real, como hay tantos otros que quedan reservados o archivados en la historia de las familias. ¿Qué hacer, cómo asumir que los niños han crecido y son adultos, que aman y desean? “Los jóvenes con síndrome de Down se enamoran igual que todos nosotros. Tienen mucho pensamiento mágico, menos lógico, en ocasiones muy intensamente, por el retardo mental que presentan”, inicia la psicóloga Stella Insaurralde.

–¿Cómo conciben el amor de pareja?

–Todos los seres humanos somos sexuados. La sexualidad es procesual, va pasando por etapas. Con frecuencia, los niños portadores de este síndrome no logran acceder a una genitalidad adulta por factores de sobreprotección, miedos, desconocimiento, etc.

–¿Se pueden casar, convivir?

–Sí. En nuestro país, solo vi una pareja que estaba conviviendo. Vivían en la casa de los padres. En el extranjero hay más casos. Respecto a la educación sexual, los padres, la familia, desde pequeños tienen que tener lucidez al respecto, encauzar, acompañar. Por ejemplo, si se masturba, explicarle que debe hacerlo en la intimidad, solo, en el baño, en privado.

–¿Una persona con síndrome de Down puede iniciar una relación con alguien que no tiene esta condición?

–Generalmente, forman pareja con alguien que tiene otra discapacidad. En mi experiencia, no vi personas con el síndrome con personas “normales”, aunque sí de haber sido abusadas, con embarazos. Las niñas pueden quedar embarazadas, y los varones, estériles.

–¿Cómo cuidarlos de la avalancha de los mensajes (de alto voltaje) de los medios de comunicación?

–Como todos, también están expuestos a los medios de comunicación. Lo bueno sería el acceso a la información, conectividad; por ejemplo, escuchar o ver sus videos musicales favoritos. Comunicarse. El hedonismo reinante no favorece; algunos acceden fácilmente a la pornografía, por mencionar uno de los problemas.

–¿Cómo se da en ellos el proceso de la sexualidad?

–El proceso es el mismo que en todos, pero se va dando de manera dilatada o más lenta. Manifiestan un largo periodo adolescente; esto también se debe a que el periodo de acceder a la subjetividad, el poder concebirse como sujeto autónomo, lleva muchas vicisitudes. Frecuentemente, se los trata como niños eternos. Si no hay dificultades hormonales como hipotiroidismo, puede arribar a una sexualidad o genitalidad madura o adulta.

–Solemos idealizar sus sentimientos considerándolos muy puros.

–Sus sentimientos son más puros, menos filtrados, más directos, pudiendo ser intensamente erogeneizados (sensibles a la excitación sexual). Hay que encauzar esta situación para que puedan tener una orientación adecuada, sin que lleguen a ser intrusivos con el otro. Esto empieza desde la temprana infancia; hay que trabajar los límites y no perpetuarse en estado de infancia. Cada caso es particular. Las personas con síndrome de Down tienen que aprender desde el inicio la educación como todos los niños. Cada uno es diferente, pero el poder construirse como sujeto autónomo es el camino a seguir.

–¿Es acertado retrasar lo sexual, entretenerlos con otras actividades?

–No hay que “distraerlos” o centrar su atención en actividades para desviar la atención de su sexualidad. Como sujetos, tienen todo el derecho de humanizarse. Hay que elaborar muchas situaciones, permitir que crezcan como personas.

lperalta@abc.com.py

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