El encanto perdido del arroyo Mburicaó

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Asunción habrá sido otrora la ciudad de las lomas y los arroyos. Poco o nada de esos verdes valles se ha salvado de la contaminación. De la docena de arroyos que regaban la capital, casi todos han quedado bajo construcciones. Algunos cauces han sido entubados y otros se han convertido en basurales o meras canaletas cloacales de la ciudad. Uno de ellos es el legendario Mburicaó y su afluente el Mburicaomí, que todavía aguardan su mentada recuperación.