Los damnificados de por sí tienen pocas pertenencias; cuando el río llega a sus casas, destruye sus paredes de terciadas, enmohece el ladrillo y destruye todo. A esto se suma que diariamente entra gente a robar lo poco que les queda. Es por ello que no desean abandonar sus casas, relata Luis Ferreira, poblador del Bañado Tacumbú.
Según la Dirección General de Gestión de Riesgos, hasta ahora hay 566 familias afectadas que están viviendo en albergues. Calculando un promedio de cinco personas por familia, se estiman unas 2.830 personas. Estas se instalan en grandes terrenos (refugio), donde a cada una le corresponde un pequeño espacio, en el que están de manera muy precaria, con lo poco que llevan.
Esta es la razón por la que muchos vecinos no quieren ir al albergue, además del deseo de cuidar sus casitas. “A la noche no se pude dormir aquí. A pie entra la gente para robar las chapas, cucharas, canillas, madera y hasta cables”, expresó Ferreira. El agua del río Paraguay está sobre la calle Urcisino Velazco, a centímetros de su casa.
De igual forma, Ferreira está buscando adonde ir en caso de que su casa se inunde totalmente. Teme por su familia, ya que con el agua vienen víboras y “enfermedades”. Vive con su esposa y dos niñas; es albañil y, por la lluvia, no puede trabajar.
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Hasta ayer, el nivel del río Paraguay ascendió a 4.83 metros, dos centímetro más que el domingo. La Dirección de Meteorología pronostica precipitaciones hasta el jueves, por lo que el agua podría entrar a casa de Ferreira esta semana.
Actualmente, se está en una “alerta amarilla” por sobrepasar los 4,5 metros. A los 5,5 se llega al “nivel crítico”. Pero en el bañado ya viven lo “crítico”, tienen miedo de las nubes que en cualquier momento pueden traer una tormenta y, con ello, la desesperación de mudarse, mientras el agua se roba todas sus pertenencias.
Además, tienen miedo hasta para caminar. “Hay que pisar con cuidado”, dicen los pobladores, ya que un movimiento en falso podría significar una muerte. El sistema eléctrico sigue funcionando y apeligra altamente la vida de todos. Ayer, un animal se electrocutó al hacer contacto con una columna y quedó tendido en medio de la calle, que ahora es arroyo. Varias muertes se registraron en años anteriores por esta causa.