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“Otorgarles alimentación y cariño; derecho a salud, educación y crecimiento en valores”, es la misión del padre, nos dijo Ricardo González, secretario general de la Pastoral Social Arquidiocesana, padre de cuatro mujeres y con un nieto.
Explicó que la misión del padre es ser copartícipe de la creación y no termina allí su labor. Una vez que trae al mundo a los hijos debe otorgarles todos los derechos para que sean ciudadanos, útiles y solidarios en la sociedad.
“Ser padre es un servicio al hijo. Hay que acompañar su crecimiento y apoyarlos permanentemente para formar su personalidad”, dijo.
Para González, es muy importante que los hijos entiendan que son parte de una comunidad y que deben construir comunidad porque es allí donde demostrarán su formación familiar.
Cree que la misión del padre nunca termina, pero considera que un papá cumple su misión cuando ve que su hijo es un profesional y ya puede desenvolverse solo para enfrentar la vida.
Recuperando roles
El Día del Padre para el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) es una fecha importante para recordar la importancia del rol masculino en el cuidado de los hijos, e invita a los papás a pasar más tiempo de calidad, participando de la estimulación en la primera infancia, para dejar una huella para toda la vida en los niños y niñas.
También insta a los Estados a fortalecer las políticas que favorecen el ejercicio de la paternidad, y a las empresas a cumplir no solo con el marco legal existente, sino a adoptar acciones que promuevan el cuidado parental de sus empleados.
Pensadores como Jordan Peterson (psicólogo clínico canadiense) y Camile Paglia (intelectual y feminista estadounidense) dicen que se debe erradicar ese concepto de que solo existe el padre tirano y la madre benevolente porque destruye nuestra cultura y a los hombres.
Para Paglia, “no hay cura para las heridas culturales promovidas por la propaganda antimasculina, excepto que los hombres comiencen a levantarse y exijan ser respetados como hombres de nuevo”. Para Jordan, el problema está en que no se hace diferencia entre una autoridad masculina competente y una tiránica, ahora todos son hombres opresores, lo cual es un gran error y solo puede conducir a una destrucción cultural.