Embarazada: del sueño a la realidad

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La Dra. Angélica Sarmiento y la Lic. Elizabeth Spruell Martínez nos hablan sobre un método natural que enseña a las mujeres a conocer sus ciclos de fertilidad e infertilidad. “Es un sistema de cuidado de la fertilidad de la mujer, que puede empezar a aprenderse desde la adolescencia. El método es científico y se ha logrado una efectividad en un 80% de las parejas”.

Tras décadas de investigación, en 1980 se dio a conocer en EE.UU. el Creighton Model Fertility Care System (CrMS) además de una nueva ciencia de salud para la mujer llamada NaProTechnology (natural procreative technology). En este enfoque la fertilidad es vista como parte de la salud y no como una enfermedad, tampoco el método es concebido como anticonceptivo sino como planificación familiar. La Dra. Angélica Sarmiento, ginecóloga y obstetra, es la primera especializada en CrMS en nuestro país. La acompaña la socióloga estadounidense Elizabeth Spruell, profesional del método que estuvo en nuestro país supervisando la formación de futuras educadoras. “En lenguaje paraguayo, Elizabeth sería una ‘instructora’, pero a mí no me gusta mucho esa palabra porque enseguida se relaciona con instructora del método Billings”, explica la Dra. Sarmiento.

–¿Cuál es la diferencia o relación con el método Billings?

–AS: Ambos métodos le permiten saber a la mujer sus días fértiles e infértiles, pero después tienen muchas diferencias. En el método Billings se controla un solo biomarcador, que es el moco cervical. En cambio, en el CrMS hay varios biomarcadores, que además pueden dar síntomas indirectos de que una mujer tiene ovarios poliquísticos, baja progesterona en la segunda mitad del ciclo o endometriosis.

–ES: El Dr. Hilgers, fundador de este método, comenzó sus investigaciones con médicos de Billings, pero eran neurólogos y él como ginecólogo tenía una visión más natural. Al ver que llegaban al consultorio muchas mujeres contando sobre sus ciclos, decidió investigar más. Es importante que las mujeres sepan que esto es científico, no es algo basado en lo que decían las abuelas.

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–¿Por qué no conocíamos este método?

–AS: Al principio solo se aplicó en ciudades de EE.UU., pero después gente de otros países se fue interesando por los buenos resultados que daba. La capacitación se hace solo en EE. UU. y en inglés (libros y evaluaciones). Ahora recién llegó a México y se están traduciendo algunos materiales. Yo hice dos cursos muy rigurosos, uno de naprotecnología (una ciencia de la salud de la mujer) y el otro del Modelo Creighton (un sistema para conocer los ciclos de fertilidad e infertilidad). ¿Viste como son las tiras del ADN? Así funciona esta ciencia y este sistema, no hay uno sin el otro.

–ES: La mujer merece respuestas a su infertilidad, la que para nosotros no es un diagnóstico sino un síntoma de otro problema. Con naprotecnología hasta el 80% de las mujeres logra embarazarse. Lo digo por mi experiencia, he formado a más de 800 mujeres que venían de largos tratamientos, pero nunca obtuvieron respuestas.

–Muchas mujeres pasan toda su etapa reproductiva sin saber el motivo de su infertilidad.

–AS: Así es. También permite saber si antes de casarse una mujer podría tener problemas de infertilidad y tratarse. Por ejemplo, problemas que podrían ocasionarle un aborto espontáneo.

–¿Qué causa la infertilidad?

–AS: La infertilidad hoy es considerada una epidemia, no hay una sola causa, y no hablamos solo de la mujer sino también de su pareja. Una de las causas es que se pospone el tener hijos y cuanto más grandes nos volvemos, disminuye la cantidad de óvulos y es más difícil embarazarse. Otra, el estrés, que se da mucho y que para superarlo requiere sacrificios y entendimiento en la pareja; también hay situaciones intrafamiliares que afectan.

–¿Cuál es la edad ideal para tener hijos?

–AS: Depende de las características socioeconómicas. No es lo mismo la que quiere terminar el colegio, casarse y tener hijos que la que quiere hacer un posgrado. La mujer cuando empieza a menstruar es apta físicamente para el embarazo, pero hay otros factores como su maduración emocional. Hoy en día el tema es complejo.

–¿De modo que este sistema acaba con “la sorpresa” de un embarazo?

–ES: Lo bueno es que te da la posibilidad de ver de manera individual tu propia gráfica, tus propios ciclos, para poder conversar con tu pareja y decidir, y ya no estar pensando cuándo dejar de tomar la pastilla para embarazarse.

–También son médicos los que recetan anticonceptivos.

–AS: Los anticonceptivos no son un remedio para nada. Es una sustancia química hormonal que descompone un cuerpo que estaba funcionando bien. Como no querés embarazarte, tomás el anticonceptivo y el ciclo natural se corta, pero eso tiene un efecto posterior justamente sobre la fertilidad y otros sistemas hormonales y químicos de la mujer. Para mí, como médico, se da una situación paradójica, porque no se aplica lo que estudiamos, sino que gran parte de los síntomas ginecológicos se tratan inhibiendo el eje reproductivo de la mujer.

–¿Será la ginecología clásica?

–AS: La ginecología clásica no tiene las herramientas para determinar cuál es el problema real que produce la infertilidad. Una vez que vos tenés las herramientas, podés tratar. Porque no es que nosotros no tratamos, hacemos tratamientos con pastillas, con hormonas, quirúrgicos, pero son para curar la enfermedad subyacente, para que después la pareja pueda embarazarse naturalmente.

–¿En Paraguay tuvieron resultados?

–AS: Tenemos 4 parejas, entre 35 y 40 años, que sufrían infertilidad y están embarazadas. Una mujer tiene 41 y se embarazó por primera vez. Le dijeron que la única forma iba a ser con ovodonación y le habían pedido 44 millones en un lugar y en otro 22. Una amiga le sugirió probar la naprotecnología. Se acercó sin ninguna confianza –hasta que consiguiera la plata para la ovodonación–. Lo que tenía era una baja de progesterona en la segunda mitad del ciclo y con una buena complementación se quedó embarazada.

–¿Es una técnica difícil de aprender?

–ES: Muchos creen que se necesita un alto nivel educativo para aprender sobre tu propio cuerpo. No es así. Toda mujer puede aprender, yo he enseñado a mujeres muy pobres. Se trata de hacer gráficas anotando y observando tus ciclos, por eso los estudios son privados. No se aprende en una sola vez; tampoco dejamos ir a la pareja “listo, es todo, espero que les vaya bien”, no, hay una continuidad, primero a los 15 días, después al mes, después cada 3 meses.

–AS: Es un nuevo lenguaje y lo que nosotros llamamos el verdadero empoderamiento de la mujer, porque el aprendizaje no abarca solo lo físico, también lo psicológico, social, espiritual e intelectual.

–¿Cómo maneja este método la imposibilidad de un embarazo?

–AS: Muchas parejas necesitan saber el motivo y cuando lo saben deciden adoptar. De todas las formas, siempre hay una respuesta para la mujer. Muchas veces llegan tarde a conocer el método, ya con 40 años. Pero mientras haya pocos óvulos o espermatozoides, la naprotecnología puede trabajar.

–La que menstrúa “exacta” cada mes, ¿es más saludable?

–AS: La regularidad no tiene que ver con salud o enfermedad, sino con individualidad. Solo el 13,5% ovula alrededor del día 14 del ciclo, y eso lo creen no solo mujeres, también ginecólogos.

Resumiendo

La enseñanza del método Creighton es individualizada, sea para la mujer sola o con su pareja. Las profesionales enseñan a las parejas a reconocer su cuerpo y a hacer el registro de los biomarcadores.

Mientras que los médicos interpretan el registro de los biomarcadores, piden los estudios, diagnósticos y hacen los tratamientos adecuados.

En resumen, enseñan a saber con alto grado de exactitud cuáles son los días fértiles e infértiles de la mujer. “Hoy día que tengas un espacio de charla, que un profesional te escuche 2 horas es hasta una forma de terapia. Las parejas por desconocimiento del ciclo hasta crisis matrimoniales sufren por la hipersensibilidad de la mujer. Nosotros los ayudamos a descubrir su fertilidad, pero qué hace después la pareja con ese conocimiento ya escapa al método y entra a jugar la voluntad y la inteligencia”, dice la Dra. Sarmiento. Cierra Elizabeth Spruell subrayando: “El método es 99,5% efectivo para evitar embarazos más que las pastillas, condones, no tiene efectos secundarios y no está basado en ciclos regulares. ¡Y qué sueño es para la mujer saber qué día es fértil!”.

lperalta@abc.com.py