Los estudiantes instalaron biodigestores en la casa de cinco familias de la compañía Kokue Guasu de Itauguá. Los biodigestores son bolsas de plástico donde se van cargando residuos de la granja como estiércol o basura orgánica y con el tiempo eso va fermentando y formando gas que se libera a través de un dispositivo que se puede utilizar para cocinar y es una alternativa energética para prescindir de la leña y el carbón, que son muy nocivos para la salud de mujeres, ya que una hora de inhalación del humo es equivalente a fumar 400 cigarrillos.
Los mismos residuos que van saliendo del biodigestor son excelentes abonos orgánicos, con los cuáles el productor puede ahorrar, en un año entre G. 12 a 13 millones. La meta es propagar esta tecnología simple y barata.
