La intensa lluvia caída en la jornada de ayer no “aguó” la cálida fiesta de cumpleaños de don Rogelio, que fue organizada por sus familiares en su vivienda, ubicada en Barrio Obrero de Asunción.
Como amante de la música, una “polka kyre’y” a cargo de la bandita del Ejército no podía faltar en tan importante celebración.
Don Rogelio comentó que se alistó a los 17 años para defender al Paraguay en la Guerra del Chaco (1932-1935). El excombatiente cayó en manos del ejército boliviano como prisionero de guerra tras recibir un disparo en la cabeza, y con cuya bala -que está alojada en la región occipital izquierda- vive hasta hoy día. Los profesionales médicos afirman que someter al hombre a una cirugía para extraerle la bala sería aún más peligroso. Por tanto, recomendaron que viva con ella.
En Bolivia trabajó en una cantera en el municipio de Quime de la Provincia de Inquisivi en el departamento de La Paz. Retornó a nuestro país en el año 1936, un año después de la firma del Tratado de la Paz del Chaco, cuando fue beneficiado con el trueque de prisioneros con Bolivia.
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Para sus familiares, don Rogelio es un ejemplo de honestidad, trabajo, tenacidad, fe, moral, ética, heroísmo y patriotismo, afirmó muy emocionada su hija mayor Brunilda Mereles.
Don Rogelio tiene 2 hijas, 10 nietos y 7 bisnietos de diferentes edades. Ayer, celebró su onomástico rodeado de toda su familia en un ambiente muy cordial y por demás festivo. Apagó su velita número 103.
Los vecinos de la zona también se acercaron a acompañar a la familia en la dicha de tener aún con vida a uno de los héroes de la patria.
Don Rogelio, además de ser amante de la música -ejecuta el arpa y la guitarra-, durante su juventud también se destacó principalmente en el atletismo.