Hubo negligencia y no encubrimiento en caso de cura abusador, afirma laico

Hubo negligencia y no encubrimiento en el caso del sacerdote argentino Carlos Ibáñez, afirmó el dirigente laico José Tomás Martínez, uno de los miembros de la comisión que fue conformada para investigar al cura que en el vecino país fue denunciado por abuso de varios menores. Un informe fue entregado al arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, que remitirá al Vaticano y se espera la postura de la Santa Sede.

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El informe de la comisión, resultado de entrevistas a más de 15 personas como obispos, sacerdotes, laicos, sindicalistas, catequistas y al propio Ibáñez, fue presentado el 30 de julio pasado al arzobispo de Asunción, Mons. Edmundo Valenzuela, que remitirá el dossier al Vaticano y será la Santa Sede la que se pronunciará sobre el caso.

Martínez aclaró que la comisión que conformó a iniciativa del arzobispo de Asunción y del nuncio Eliseo Antonio Ariotti estuvo integrada por sacerdotes y laicos y no tiene potestad para juzgar, sino recabar datos sobre el caso. Se negó a adelantar detalles del dossier, pero aceptó opinar en forma personal. “Hubo disparidad de criterios entre nosotros, pero coincidimos en que hubo negligencia y no encubrimiento. Encubrir sería que uno trama, y sabiendo la situación, maliciosamente oculta algo”, indicó.

Explicó que a su criterio personal la negligencia se registró en el mismo momento en que el obispo de Córdoba, Mons. Roberto Rodríguez, viene a hablar con el entonces obispo de San Lorenzo, Mons. Adalberto Martínez, y le pide que reciba al sacerdote Ibáñez; sin embargo, Adalberto no lo incardina porque el cura no lo solicita y que queda como un cura vago que recorría la diócesis y hacía lo que quería. “Tampoco se le hizo un seguimiento, sabiendo sus antecedentes. Mons. Adalberto no pudo haber desconocido sus antecedentes porque Mons. Rodríguez le habría comentado su pasado, por más que no haya tenido una condena judicial.

Según Martínez, se descuidó mucho al sacerdote Ibáñez. Al no estar incardinado no participaba de las reuniones del clero y una persona así necesitaba de seguimiento de parte de la jerarquía, “y en ese sentido creo que hubo negligencia del obispo que lo recibió”.

Para el laico, Mons. Rodríguez le habría dicho a Mons. Adalberto que no hubo el debido proceso, por tanto, creía que la suspensión que pesaba sobre Ibáñez para celebrar sacramentos no tenía validez porque no fue notificado.

El sacerdote Ibáñez llegó al Paraguay en 1992 y hasta el 2004, en que es presentado por Mons. Rodríguez, no hay antecedentes de que haya celebrado misa.

Con respecto a su paso por la Universidad Católica, donde fue docente, indicó que allí igualmente hubo negligencia porque se le dio curso de posgrado en el 2010 y 2011, con un currículum hecho por él, sin embargo, no tenía ni la fotocopia de su título.

Con respecto a la participación del actual rector Narciso Velázquez en el caso, porque al parecer estaba al tanto de su presencia, sostuvo que si un obispo permite, ningún sacerdote tiene potestad de prohibirle nada.

“En ese tiempo, los decanos también tenían la potestad de introducir profesores sin consultar al Consejo de la Universidad, por tanto, si el decano decidía entraba a enseñar”, dijo.

Preguntado sobre cuál fue la defensa de Ibáñez, indicó que él reconoce “algunos errores”, pero que se le facilitó mucho, no se tomaron las medidas del caso y tuvo la facilidad de moverse de una diócesis a otra. “Se presentaba en una jurisdicción eclesiástica sin pedir permiso solo porque usaba sotana y se le permitió todo. Con relación a su participación en la misa que presidió el Papa en Ñu Guasu, él dijo que llegó con su sotana y nadie le dijo nada. Ni credencial tenía”, apuntó.

Finalmente, indicó que Ibáñez no puede estar tranquilo y debe presentarse a la justicia argentina aunque haya prescripto su causa y no refugiarse en Paraguay.

Antecedentes

El sacerdote argentino Carlos Ibáñez fue acusado en su país de haber mantenido “relaciones homosexuales con varios menores, algunos de los cuales se habrían contagiado de sífilis”. Los hechos se registraron en la diócesis de Villa María, Córdoba, en los años 1991-1992. Vino al Paraguay con una identidad falsa hasta que fue capturado por la Interpol en 1997. La justicia rechazó su extradición “por defecto de forma”, según publicaciones de la época de ABC Color.

El 22 de abril pasado, el arzobispo de Asunción, Mons. Edmundo Valenzuela, comunicó a la feligresía que el religioso no podía ejercer el ministerio sacerdotal en el Paraguay.

avelazquez@abc.com.py

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