La tradición de regalar a los niños viene del pasaje bíblico que relata la presencia de los “sabios de Oriente”, quienes enterados del nacimiento del Mesías, emprendieron camino siguiendo una estrella hacia Belén, donde encontraron al Niño Dios, lo adoraron y le ofrecieron oro, incienso y mirra. El capítulo 2 del evangelio de Mateo menciona a los sabios, pero no los designa como Gaspar, Melchor y Baltasar, que la tradición cristiana inscribió luego en el martirologio con tales nombres.
La costumbre de regalar a los pequeños se revive en casi todos los países del mundo cristiano. La víspera de Reyes es la más larga y al mismo tiempo la más alegre para los niños. Algunos acostumbran escribir sus cartitas anticipadamente. Otros lo dejan a último momento. Las respuestas a sus pedidos tienen más que ver con el “ingreso económico de los reyes” que con el comportamiento de los niños.
Las cartitas, para aquellos niños que ya aprendieron a escribir, son espacios donde desarrollan la imaginación. “Una bicicleta” quizás sea el pedido más común. Otros pedirán una muñeca o un pequeño juego de cocina, mientras los cibernéticos soñarán con una tablet, un PS4 o consola electrónico para su diversión. Los zapatitos estarán en las ventanas para recibir estos pedidos.
En un pasado no remoto, a los niños se les decía que para recibir un buen regalo se debía practicar durante el año la obediencia y el respeto a papá y mamá. Se relataba a los pequeños, que así como los sabios del Oriente ofrendaron regalos al Niño Dios, cada 6 de enero, también llegarían a los hogares para premiar a quienes se portaron bien.
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Pero no solamente se debía complacer con la obediencia a papá y mamá, sino también se debía tratar bien a los camellos, para los cuales se preparaban agua y pasto en recipientes, para que la estadía en el hogar fuera más duradera y los Reyes dejaran la mayor cantidad de regalos.
En el interior las familias regalan casi los mismos juguetes a los niños de la zona “para que los pequeños no se peleen”.
La víspera de los Reyes Magos es la vigilia de la imaginación. ¿Me traerá lo que pedí? se preguntará más de un niño o niña. Lo cierto es que esta festividad encierra inocencia y fantasía que uno nunca olvida. Si es cierto que los premios llegan a los que se portan bien, amable lector, y si usted se portó bien, no pierda la ilusión, porque quizás también recibirá su regalo de Reyes.
