Incentivar el amor a la patria pide benemérito

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A 81 años de la firma de la Paz del Chaco, el veterano de la Guerra del Chaco Severiano Mareco Aguilera (99), oriundo de San Pedro del Ycuamandyyú, nacido el 8 de agosto de 1917, revive hoy un episodio de su vida y de muchos otros compatriotas que dejaron una profunda huella en la historia de nuestro país.

“Muchos de mis compañeros cayeron muertos a causa de la sed, del hambre y del frío para defender el Chaco paraguayo. Hay que fomentar la paz y el amor a la patria porque la guerra deja huellas profundas y me parece bien volver a cantar el Himno Nacional paraguayo en las escuelas y colegios”, manifestó don Severiano, que vive en Luque rodeado de sus hijos que le cuidan y valoran.

Recuerda entre, otros tantos sucesos, la vez que él y siete compañeros fueron golpeados tan fuerte con un disparo de artillería que literalmente sus cuerpos fueron levantados y luego estrellados contra el suelo.

“Yo era piecero (así llamaban a los que manejaban las ametralladoras pesadas)”, recordó. Agregó que se alistó en el servicio el 4 de octubre de 1934, con 17 años de edad, en el Distrito Militar Nº 8 con asiento en Villa San Pedro, su ciudad natal. En 1935 se incorporó al Regimiento de Infantería Nº 5 “Gral. Díaz” (RI 5) y fue asignado al Batallón 3 de la 7ª compañía, y luego pasó al Batallón 2. Participó en los combates de Mandyyupecuá, el 20 de febrero de 1935; Boca de Tigre, el 2 de marzo de 1935, y La Tranca, el 9 de mayo 1935. Una vez terminada la guerra, se quedó para resguardar la frontera, hasta que fue dado de baja el 5 de febrero de 1937, tal como consta en su foja de servicios.