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“Realmente es una pena y es indignante que el arzobispo, cabeza de la Iglesia, salga en defensa de un sacerdote denunciado por abuso y manoseo”, comenzó diciendo Mirian Arrúa de Scorza, del Movimiento Internacional del Apostolado de Medios Sociales Independientes, al referirse a las declaraciones de Mons. Edmundo Valenzuela, quien calificó como “gesto indecoroso y no grave” el acoso y el manoseo del cura Olmedo a Alexandra Torres, una joven de 20 años de Limpio.
La dirigente sostuvo que el proceder de Olmedo y declaraciones del arzobispo Valenzuela dañan a la Iglesia, “porque provienen de la cabeza”. Cree que el obispo intentó encubrir el hecho, pero como trascendió en la prensa no quedó como un “trapo sucio” que debió mantenerse en la casa.
Su movimiento al igual que otros sectores de la Iglesia Católica, en un reciente comunicado había exigido a la jerarquía transparencia en el trato de estos casos. Sin embargo, indicó que la verticalidad en la Iglesia impide a los laicos conocer cómo proceden los obispos ante una denuncia de abuso.
Arrúa de Scorza apuntó que la Iglesia Católica tiene “buenos sacerdotes y obispos”, pero cuando algunos actúan mal y no sale a luz en su momento y luego trasciende en la prensa generan dudas y se llegan a generalidades que no corresponden. “Por eso queremos que se denuncien los casos de abuso para que se sepa y la Iglesia se sanee”, indicó.
Minimizar es grave
Jorge Moreno, titular del Consejo de la Comunidad de Vida Cristiana, calificó de grave pretender minimizar una denuncia contra un sacerdote por acoso sexual, al criticar las declaraciones del arzobispo de Asunción, Edmundo Valenzuela.
“Sí es un hecho grave (el acoso), pero lo grave sobre todo es tratar de minimizar”, dijo Moreno a ABC Cardinal como respuesta a las expresiones de Valenzuela, quien dijo que el acoso cometido por el expárroco de Limpio, presbítero Silvestre Olmedo, “no es grave”.