La emoción de volver a estudiar

Gladys Segovia de Migone (76), explicó que gracias a los cursos de informática y computación, pueden estar en las redes sociales, logrando así interactuar con los jóvenes. “Los adultos mayores seguimos teniendo todas las ganas de aprender y la necesidad de comunicarnos a través de las nuevas tecnologías. Gracias a estos cursos podemos adentrarnos en las redes sociales para interactuar con los jóvenes, con nuestros hijos, nuestros nietos, que muchas veces están lejos. Aquí estamos personas interesadas en adquirir nuevos conocimientos que en otros tiempos no existían o no podíamos acceder a ellos”, dijo.

Los adultos mayores participan todos los años en cursos de gimnasia, danza, tango, expresión corporal, canto, idiomas, origami, pintura al óleo, e incluso aprenden a bordar ñandutí. “Desde este año empezamos a bordar el tejido de ñandutí y descubrimos el valor que representa esta pieza tradicional de nuestra artesanía, no tienen idea de cuánto cuesta bordar el ñandutí, por ello ya no nos quejamos por costos elevados porque hay que estar en esto para saber el valor que tiene cada pieza”, dijo.

Gladys apuntó que la formación que reciben los ha convertido en personas mucho más creativas, dinámicas, y alegres. “Muchos de nosotros, por ejemplo, este año estamos adornando nuestras casas con trabajos de origami que aprendimos. Con nuestras propias manos los adultos mayores estamos decorando nuestros hogares para Navidad, y ese sentimiento de seguir marcando presencia nos hace muy felices”, dijo.

El Centro Paraguayo-Japonés recibe cada año a cientos de adultos mayores con sus ofertas académicas y artísticas totalmente gratuitas, que se desarrollan a lo largo del año. El programa recibe a personas a partir de los 60 años, para adquirir conocimientos y destrezas. “Aún está a nuestro alcance dar y recibir, y con los conocimientos que adquirimos aún podemos ser útiles a nuestros semejantes y a la sociedad”, puntualizó Gladys.