La hazaña de Valois Rivarola y sus jinetes

Hoy se cumple 150 años de la contundente victoria paraguaya de Umbú. Los jinetes comandados por el entonces mayor Valois Rivarola asestaron un duro golpe a las tropas brasileñas.

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Días antes, el 20 de septiembre, las fuerzas aliadas al mando del brigadier Andrade Neves atacaron la ciudad de Pilar, de la que se apoderaron luego de una encarnizada lucha, férreamente defendida por una guarnición compuesta, en su mayoría, por enfermos y heridos de las batallas anteriores, y dirigidos por los tenientes Simón Villamayor e Isidro Ayala.

Pese a la heroica defensa, y luego de diezmar a los paraguayos, los aliados tomaron la villa de Pilar, saqueándola. Unos cañonazos del buque “Piravevé” hicieron que los atacantes huyeran, siendo retomada la villa por los paraguayos.

La batalla de Umbú 

Cuatro días después de retoma de la villa de Pilar por los paraguayos, en un pantanoso lugar situado al norte de Tuyutí, tuvo lugar el combate de Paso Umbú, cerca de San Solano.

Esta acción fue planeada por el mariscal López y ejecutada brillantemente por el mayor Valois Rivarola.

El propósito de esta acción fue obligar a las tropas del II Cuerpo del ejército brasileño, comandado por Manuel Marques de Sousa, vizconde de Porto Alegre, a abandonar las fortificaciones de Tuyutí.

Aquel 24 de septiembre de 1867 –hoy hace 150 años–, un convoy aliado salido de Tuyutí iba con dirección a Tuyucué. En cierto momento de la marcha, un escuadrón de caballería comandado por Valois Rivarola cayó sobre las tropas brasileñas, obligándolas a entrar en combate.

Cuenta Natalicio Talavera que cuando los brasileños vieron que el escuadrón de caballería paraguayo se dirigía hacia ellos, “cuatro batallones de infantería y dos regimientos de caballería de los que custodiaban el pasaje se adelantaron a paso precipitado, mientras que otros batallones y regimientos acudían también de Tuyutí y Paso Canoa. La primera columna del enemigo cambió algunas balas con nuestro escuadrón, pero no se animó a cargar mientras no le llegaran refuerzos. Cuando estos se aproximaron, el escuadrón se retiró poco a poco con el objeto de hacerse perseguir, como efectivamente lo hicieron, avanzando sobre el paso Cardozo hasta cierta distancia, donde hicieron alto extendiéndose en línea de batalla. Formando el centro cuatro batallones de infantería y los cañones, y a las alas, los dos regimientos de caballería, conservando a alguna distancia su reserva, compuesta de otros tres batallones y tres regimientos. Con esta considerable fuerza no se atrevieron a adelantarse, pese a las provocaciones de nuestras guerrillas, contentándose con hacer fuego con sus piezas y un rato después se pusieron en retirada”.

Ataque paraguayo 

El mayor Rivarola ordenó que 30 hombres al mando del capitán Zoilo González persiguiesen a uno de los regimientos de caballería (brasileña), dispersándolo a sablazo limpio.

Los paraguayos amagaron una nueva retirada, consiguiendo ser perseguidos y atacados impetuosamente por el enemigo, “pero con el solo movimiento que hicieron nuestros jinetes para recibirla, volvió cara con igual precipitación, recibiendo por las espaldas armas paraguayas que avanzaron hasta el punto de atropellar y pasar por sobre su misma infantería, que había venido para secundar el ataque”.

Cuando los brasileños se dieron cuenta de que todo era una emboscada –genialmente planeada y ejecutada– se desbandaron desorganizada y caóticamente, ante la imposibilidad de retroceder por el estero circundante, cayendo en las ciénagas, prácticamente sin oponer resistencia, siendo masacrados a sablazos, lanzazos y bayonetazos… ni siquiera su reserva pudo actuar, pues fueron atropellados por los derrotados.

Cuenta el coronel George Thompson que “cuando (los brasileños) atravesaron el estero, Rivarola presentó sus dos batallones de infantería; entonces se detuvieron y ambas partes rompieron fuego, que se prolongó por un rato. Por último, la caballería brasileña, espléndidamente montada, cargó en columna al ejército paraguayo cuyas miserables cabalgaduras apenas podían moverse, éstos esperaron la carga formados en batalla; los brasileños cargaron bizarramente hasta la distancia de 150 yardas de los paraguayos; estos se movieron entonces, poniendo sus caballos al trote para recibirlos; este movimiento hizo volver grupas a los brasileños de la manera más vergonzosa”.

Victoria paraguaya 

Si bien el convoy llegó a destino sin mayores problemas (entre su cargamento estaba un globo aerostático), su escolta fue severamente destruida por los paraguayos.

A raíz de la desordenada fuga de los brasileños, los paraguayos se apoderaron del campo de batalla, tomando muchos prisioneros, armamentos (fusilería, tercerola y sables). Esta acción costó a los brasileños –entre muertos y heridos– unas 1.500 bajas y a los paraguayos, un oficial y 30 hombres muertos y no muchos heridos.

Poco mencionada, esta brillante acción de nuestro ejército es digna de recordar en este 150 aniversario de dicho combate.

surucua@abc.com.py

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