Una larga fila de vehículos que retornaban hacia el departamento Central provenientes del interior del país se atascaba en la zona del peaje de Ypacaraí, si bien en todo el trayecto vial había efectivos de la Patrulla Caminera que se dedicaban a agilizar y ordenar el tránsito, pese a los cual el retorno era lento y tortuoso.
Para empeorar las cosas, en la zona del templo conocido como “Kurusu Pablito” había una densa humareda, producto de la quema de pastizal, lo que hacía más complicada la circulación vial.
El número de vehículos que se dirigían hacia Asunción y ciudades del área metropolitana disminuyó con el transcurrir de las horas. También se usaron otros caminos como la ruta San Bernardino-Luque o el Acceso Norte desde Emboscada.