La actividad solidaria se llevó a cabo desde las 12:00. Unos 15 minutos antes de que empezaran a atender los artistas, la lluvia empezó, pero la gente permaneció en sus lugares. Solo unos pocos llevaban paraguas; los demás se mojaron mientras formaban la larga fila que daba la vuelta a la manzana.
Muñecas, autos de juguete y peluches iban en bolsas o envueltos en papel de regalo. Casi todos traían más de un juguete para donar. Muchos padres acudieron en familia y aseguraron que desde pequeños se debe enseñar a los hijos a ser solidarios.
El organizador y tatuador paraguayo Víctor Cardozo explicó que la idea se realizó por primera vez en Brasil. Con respecto a la masiva concurrencia, indicó: “Esperábamos esta gran cantidad, porque el paraguayo es solidario”.
El tatuador Mefisto Vargas comentó que la idea es ayudar y luego ver la sonrisa de los niños. Explicó que los tatuadores ya no se ponen como meta acabar con prejuicios, pues considera que prácticamente eso desapareció, y celebró la experiencia.
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