¡Ma... mamiii... mamááá...!

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Crecimos en tu vientre, velaste nuestros sueños; cuando nos inquietábamos o nos enfermábamos, te desesperabas y buscabas el alivio. Nos viste crecer bajo tu atenta mirada y procuraste que no nos faltara nada. Mamá, hoy es tu día, y no tenemos palabras para agradecerte por todo lo que hiciste para que seamos lo que hoy somos. Los besos y las flores más hermosas de este día son ¡para ti, mamá!

SAN LORENZO (Corresponsal). Pocas tiene el privilegio y la gran responsabilidad de ser madres de cuatrillizos. La tarea no es sencilla y resulta desgastante, porque todos a la vez demandan la misma atención, cariño y amor. Es el caso de Carolina Margarita Méndez (37), quien junto a sus hijos vive “atrincherada” en su casa. La joven madre concibió los hijos tras cinco años de buscar quedar embarazada. Tuvo que acudir a un tratamiento en el Hospital de Clínicas, donde finalmente, y para alegría de la pareja, lograron cumplir el sueño de ser padres.

Carolina tuvo que renunciar a su vida, cambiar radicalmente todo, aislarse del mundo para dedicarse única y exclusivamente a sacar adelante a sus prematuros hijos, que nacieron a las 32 semanas (ocho meses): Joaquín, José, Julieta y Julián Fernández Méndez, con pesos que variaron entre 1,700 kg y el más chico 1,300 kg.

La joven mujer se vio forzada a dejar su trabajo de instrumentadora quirúrgica en el Hospital de Santa Rosa del Aguaray, puesto que desea retomar, porque su esposo es el único que tiene ingreso para mantener a la familia, y el presupuesto no les alcanza. En ese sentido, pidió audiencia por mesa de entrada al ministro Antonio Barrios, pero hasta ahora no la convocan; e igualmente, en noviembre, con el presidente Horacio Cartes.

SAN LORENZO (Antonia Delvalle, corresponsal). Una madre es capaz de todo por el bienestar de sus hijos y decir que muchas sacrificarían hasta su propia vida por ellos no es una exageración. Tal es el caso de María Elsa Vázquez, de 39 años, vendedora de ropas en el Mercado de San Lorenzo. Sin dudar decidió en el 2015 donarle un riñón a su hija Liliana Acuña, de 22, a pesar de que mucha gente le dijo que no lo haga, argumentando que podría comprometer su salud y que de ella dependen sus dos hijos menores.

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Mediante el gesto de su gran madre, Liliana solo llegó a dializarse por dos meses. Juntas se internaron, ingresaron al pabellón quirúrgico de Clínicas el 22 de febrero de 2015, en una de las salas de cirugía los médicos le quitaron uno de sus riñones. En el otro, la joven, seguidamente recibía el órgano. Salió de altas en óptimo estado el 3 de marzo de 2015.

Gesto como este, de amor inconmensurable, hay varios en el país, ante la falta de donantes cadavéricos, y las madres si están saludables para dar el paso, no lo dudan.

Rocío Apodaca ya tenía 39 años cuando decidió ser madre. No mediante los métodos naturales, sino la ciencia, nació Emma hace dos años. No se topó con su pareja ideal, aunque reconoció que se centraba en conseguir su título de doctora en Veterinaria. Su objetivo era terminar la carrera, montar su clínica, tener su casa propia. Planea tener otro hijo por el mismo método, claro. “Ver tantos sobrinos a mi alrededor me despertó el deseo. La edad también me apuró para tomar la decisión. Cuando el doctor me confirmó el embarazo, me fui corriendo junto a mi mamá. Lloré de emoción, porque el doctor me advirtió de que podía fracasar. La primera noche tras el nacimiento de Emma, no pude dormir. Tenía miedo de no verla a mi lado al despertar”, recordó.

Lucía Martínez es una gran mamá y lo demuestra cada día. Rodeada de sus hijas –Vidalia de 8 años y Rosario de 3– trabaja en un puesto callejero sobre la calle Palma en la venta de bolsos y pulseras que ellas mismas la confeccionan a diario. Pertenece a la comunidad Maká de Mariano Roque Alonso. 

“Las indígenas somos también buenas mamás, queremos a nuestros hijos, pero la gente nos discrimina. Muchos dicen que mis hijas son sucias y me duele. Soy madre soltera y mediante la venta ellas tienen comida”, dijo. 

Simeona Acosta, de 62 años, va a pasar el Día de la Madre trabajando en el Paseo de los Yuyos del Mercado 4. Ella es mamá de ocho hijos. “Con este trabajo de yuyera pude pagar todo y lograr que estudien”, expresó orgullosa, ya que los tuvo que educar sola, puesto que se quedó viuda. Tiene una hija licenciada en enfermería, otros viajaron a Buenos Aires a estudiar, y todos terminaron su bachillerato, comentó.

Ahora tiene diez nietos, y dijo que el mejor regalo es que todos gozan de buena salud. Acerca de la fórmula para tener buenos hijos, dijo: “Hay que criar a los niños y educarlos sin pegar y sin rencores”.

Cristina Resquín es madre soltera y se dedica a la venta de tereré en la plaza Juan E. O’Leary en el microcentro de Asunción. “Tengo 3 hijos y 7 nietos, todos criados en la calle, a mi lado, sacrificándonos, pero saliendo adelante siempre mediante este trabajo que se convirtió prácticamente en mi marido”, señaló. Ayesa Resquín de 23 años, mientras amanataba a su bebé en su puesto de venta, nos comentó que, al igual que su madre, está sacando adelante a sus dos hijos sola, gracias a la venta de remedios yuyo.

Sabina Centurión Ojeda (71), madre de ocho hijos –todos ya casados–, manifesta que enseñó a sus hijos lo que aprendió de su madre, Celestina Cáceres Ojeda, que falleció hace 20 años a los 83 años de edad. “Con el ejemplo de vida mamá, me enseñó la honradez, las ganas de trabajar y luchar cada día para que a los hijos no les falte el pan de cada día. Ella era empleada doméstica, ganaba muy poco, pero procuró e hizo de mí, como única hija, una mujer fuerte, decidida, con espíritu de sacrificio y a no tocar nada ajeno”.

Según doña Sabina, en medio de la pobreza, todos sus hijos estudiaron. Señaló con preocupación la creciente inseguridad en las calles, especialmente en los pasillos del asentamiento Santa Rosa, donde vive. Y dijo que es feliz abuela de 24 nietos y 3 bisnietos. 

Mabel Antonia Paniagua (32), hija de doña Sabina Centurión, vive con su madre. Ella valora mucho el sacrificio que hizo su madre. “Soy mamá de dos hijos, y lo que más deseo para ellos es que sean sanos y felices, y que no les falte el pan de cada día”, concluyó.

Gabriela Martínez es vendedora del Mercado 4. Muy emocionada comentó: “Este día es muy especial para mí porque tengo ocho hijos hermosos. No fue fácil criarlos, pero Dios me dio la fuerza para trabajar y poder sacar adelante a todos. Hoy ya todos son grandes y están trabajando y me ayudan ahora”, comentó.

Dijo que el momento más difícil fue cuando fueron chicos, porque todo estaba muy caro. “Ser mamá es lo más maravilloso. Y a los hijos les digo que les demuestren a sus mamás su cariño en vida porque eso es lo más importante y nos llena el corazón de gozo”.

Maia Fernández (36) es empleada bancaria y madre de Rustom (7 años), Yamila (5) y Felipe (4 meses). La tarde noche y los fines de semana se dedica exclusivamente a desempeñar su papel de mamá. 

Nos comentó que en cada nacimiento de sus hijos sintió una emoción diferente. Planea tener más hijos, lo que a su marido le sorprende.

“Mientras estoy en el banco, igual sigo pendiente de ellos. Tengo que saber lo que está pasando en la casa”, afirmó.

Considera que la familia es la base de la educación, por lo que les dedica toda la atención posible. “Les damos mucho amor y tratamos de enseñarles a ser respetuosos para que cuando sean mayores se conviertan en personas de bien”, resaltó la orgullosa y feliz madre.