Murió el obispo emérito Mons. Demetrio Aquino

A la edad de 76 años falleció ayer el obispo emérito de Caacupé, Mons. Demetrio Aquino. El pastor se desempeñó 23 años al frente de la diócesis cordillerana. Hizo de la villa serrana la capital espiritual del país. Durante su administración se construyó la basílica de la Virgen.

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Sus restos serán trasladados hoy, a las 13:00, al tercer departamento donde a las 16:00 serán inhumados dentro del templo erigido a la Madre de Dios.

Monseñor Aquino nació en Alfonso Loma, Caraguatay, el 22 de diciembre de 1926. Realizó sus estudios teológicos en el seminario metropolitano de Villa Devoto, Buenos Aires. Fue ordenado presbítero el 13 de diciembre de 1953 en Caraguatay. Su Santidad Pablo VI le promovió a obispo de Caacupé el 12 de junio de 1971 y fue ordenado el 19 de agosto de este año. Dejó el cargo de obispo diocesano en noviembre de 1994, hace casi nueve años.

El obispo dio una gran notoriedad a Caacupé. Dueño de un carisma notable, se ganó la simpatía de sus fieles gracias a sus prédicas en "yopara" (mezcla de guaraní y castellano), y fue quien dio gran trascendencia a la fiesta de la Virgen de Caacupé, que se celebra el 8 de diciembre.

Bajo su gobierno pastoral también se habilitó, aunque sin terminar totalmente, la basílica de Caacupé. El obispo tenía un trato sencillo con la feligresía. No se cansaba de bendecir a quienes se acercaban a él y prodigaba la palabra de aliento.
Una vez retirado, siempre tuvo en mente a su Cordillera querido, a tal punto que el pasado 30 de julio, Día de la Amistad, llamó a la radio La Voz de la Cordillera para hacer llegar sus saludos a los pobladores. Cuando se retiró de la diócesis, optó por residir en la capital, donde era muy visitado por los cordilleranos. Incluso para no perder su devoción a la Virgen, decidió construir una capilla donde veneraba a la Madre de Dios.

Sus restos son velados en el salón Memorial (Mcal. López y Bernardino Caballero) y a las 13:00 partirá el cortejo fúnebre rumbo a la villa serrana.


REACCIÓN EN CAACUPÉ

María Victoria Casamayouret no quiso creer cuando se enteró de la noticia del fallecimiento de Mons. Aquino, ya que en los últimos tiempos le había visto muy mejorado de su enfermedad. Comentó que se enteró de la mala nueva justo cuando regresaba de una reunión con amigas donde habían planeado rendirle un homenaje. "Gracias a él tenemos el santuario de la Virgen de Caacupé".


PIDIÓ CARIÑO

Nidia Rojas de Kennedy, otra pobladora de Caacupé, comentó que la cuidadora de Mons. Aquino es su ahijada (Mami). Ella le llamó para avisarle el deceso y le comentó que esta mañana el prelado le pidió recostarse por ella porque necesitaba sentir cariño. Mientras se apoyaba en la ahijada le decía que ya tenía que partir porque su madre le estaba llamando. Después ya no volvió a hablar.


PÉRDIDA PARA LA IGLESIA

Rafael García de Zúñiga habló de que el fallecimiento de Mons. Aquino representa una gran pérdida para la Iglesia. Agregó que gracias a su carisma dejó una gran obra al pueblo paraguayo, el Santuario Nacional de Caacupé.
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